Una obra exclusiva de un incalculable valor artístico que lleva por título Be a nose, –“Sé una nariz”– que sale a la venta en España con una edición limitada y que conserva su frescura y la esencia original de unos dibujos que no fueron concebidos para ser publicados.
A pesar de su reticencia inicial a publicar libros con sus bocetos, Spiegelman ha rescatado tres: Be, de 1979 y con notas que el artista efectuó mientras elaboraba Maus, A, de 2007, y Nose, al que bautiza como su cuaderno de bocetos favorito y de 1983.
“A menudo he hecho mis mejores dibujos en hojas de papel sueltas, algo a medio camino entre los garabatos inconscientes y los dibujos concienzudos”, cuenta Spiegelman en un cuadernillo adicional que incluye la traducción de las notas de cada uno de estos cuadernos secretos.
Spiegelman explica cómo se enfrenta al papel en blanco y su relación ambivalente con los cuadernos de bocetos: “si un cuaderno logra sobrevivir cierto tiempo a pesar de mis angustias, siento una mezcla de bochorno por su tosquedad y un tímido orgullo por mi fogonazo de disciplina”, asegura, tras definirse como “demasiado neurótico” para dibujar regularmente en un cuaderno.
Be a nose es un ejemplo más de que Spiegelman es un creador ingenioso, admirador de “el arte por el arte”, que se descubre a sí mismo con cada trazo y que, confiesa, acostumbra a “arrastrar las líneas, a insistir en que se conviertan, por ejemplo, en una nariz”.
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