La Taberna de los Sabios

Constructores, promotores y el piano de Tom Wolfe

Promotores y constructores son conscientes de los enormes retos que deberán afrontar en estos tiempos de incertidumbre

Publicado: 03/04/2019 ·
09:21
· Actualizado: 03/04/2019 · 09:21
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Autor

Manuel Pimentel

El autor del blog, Manuel Pimentel, es editor y escritor. Ex ministro de Trabajo y Asuntos Sociales

La Taberna de los Sabios

En tiempos de vértigo, los sabios de la taberna apuran su copa porque saben que pese a todo, merece la pena vivir

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No le digas a mi madre que soy periodista, dile que soy pianista en un burdel, escribió,en frase lúcida y célebre, el periodista y escritor Tom Wolfe, en unos momentos de absoluto desprestigio de su profesión. La expresión hizo fortuna y se extendió a otros tantos oficios en sus momentos duros y amargos. La construcción, como bien sabemos, los sufrió en sus propias carnes desde 2007 hasta 2014, siete años de vacas flacas, flaquísimas, epítome de la maldición bíblica que nos golpeó en forma de crisis secular, ruina que vino, además, rodeada de gran escándalo por los muchos casos de corrupción que la salpicaron. Con esas circunstancias, es normal que muchos promotores, antes de reconocer su profesión, prefirieran abrazar el piano del burdel de Wolfe. Afortunadamente, tras la tormenta, llegó una calma, todavía relativa y desigual, en la que el sector comienza, lentamente, a renacer de sus cenizas. El piano quedó guardado y poco a poco vuelven a sentirse orgullosos de una profesión tan incomprendida como necesaria e imprescindible.

Este próximo viernes debatiremos en Cádiz, en el seno de las IV Jornadas Inmobiliarias organizadas por Faec, la patronal gaditana de la construcción, sobre el presente, pero, sobre todo el futuro, de un sector cada día más profesionalizado y exigente como es el de la construcción y la promoción. Promotores y constructores son conscientes de los enormes retos que deberán afrontar en estos tiempos de incertidumbre: nuevas técnicas constructivas e industrializadas, incorporación plena al vertiginoso universo digital, tanto en comercialización como en prestaciones y equipamientos, nuevas demandas de la sociedad, cambiosde modelos familiares, envejecimiento de la población, mayores exigencias en calidad y requisitos medioambientales, nuevos modelos urbanísticos y conceptos arquitectónicos, necesidad de un mejor diálogo con el entorno natural y humano, entre otros. Y, por si fuera poco, deberán articular un discurso público que dignifique a un sector que ha sufrido mucho y que ha sido maltratado por la opinión pública y política. Visto el plantel de participantes, seguro que obtienen un resultado satisfactorio.

La sociedad avanza y cada día, afortunadamente, es más exigente en lo que a promoción y vivienda se refiere. La legislación ha adoptado una posición tremendamente garantista, con altos niveles de exigencias en medio ambiente, integración en el territorio, contribución económica a las arcas municipales y transparencia, todos ellos requisitos también exigidos por los constructores y promotores profesionales que quieren desarrollar su actividad con normalidad y alta rentabilidad social.        

Los cambios vertiginosos también afectaron a la estructura empresarial. Desde el pequeño promotor local emergieron las empresas constructoras, que crecieron al socaire del viento amable hasta que su gigantismo fatuo y endeudado explotara con la burbuja. Los bancos quedaron como dueños y señores de solares, obras en curso y viviendas, hasta que los fondos de inversión comenzaran a comprar grandes paquetes inmobiliarios que lentamente fueron colocando en el mercado. Los bancos casi han limpiado sus balances de activos tóxicos –como fueron conocidos – y los fondos –de muy diverso tipo y naturaleza – y las SOCIMIS se convirtieron en los actores protagonistas del sector inmobiliario español. Cambios rápidos y radicales a los que se sumarían los nuevos requisitos legales y urbanísticos, las nuevas demandas sociales de una sociedad digital y la revolución en las técnicas constructivas. Toda una revolución acelerada a la que han tenido que adaptarse los promotores y constructores. Pese a todas las dificultades, lograron sortear el envite y se empeñan, ahora, en mantener su sede social, sus impuestos y su empleo en Andalucía. Merecen por ello todo nuestro respeto.

 

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