El Loco de la salina

A nuestros amigos de Valdepeñas

Por eso, para declararnos hermanos de verdad, nuestros amigos de Valdepeñas están aquí en La Isla para devolvernos la visita.

La última vez que salí de este bendito manicomio fue para ir a Valdepeñas. Me refiero a Valdepeñas de Jaén, no a Valdepeñas de Ciudad Real. Y fui con la Cofradía Gastronómica “Los Esteros” de aquí de La Isla, presidida por Pepe Oneto, el incansable hombre de los fogones a quien conoce medio mundo y el noventa y nueve por ciento del otro medio. Tuvimos un acto de hermanamiento con la Cofradía Gastronómica “El Dornillo” de Valdepeñas y asistimos a la matanza del cerdo, que para ellos es su fiesta más característica.

Por si alguno de ustedes echa su imaginación a volar corriendo el peligro de perderse por esos cerros de Andalucía, les diré que Valdepeñas es un municipio pequeño situado al suroeste de la Provincia de Jaén, a unos 30 kilómetros de la capital y que cuenta con unos 4000 habitantes aproximadamente. Tiene una privilegiada situación geográfica entre sierras y una gran cantidad de parajes naturales muy bellos regados por innumerables arroyos y fuentes. Es un municipio sobre todo agrícola y ganadero con muchas cabezas de cabra lechera y donde prolifera la caza mayor. De olivos no les voy a comentar nada, porque la vista se pierde entre olivares y hasta las pupilas se le pueden poner verdes a cualquiera que se pare un rato a contemplar el paisaje. El olivo allí, con sus aceitunas, es como para nosotros el mar aquí con sus peces.

Una vez situados más o menos en el mapamundi, les tengo que contar que, cuando los cañaíllas estuvimos en aquellas tierras, se portaron con nosotros de dulce. Incluso algunos dormimos en casas particulares y nos acogieron a las mil maravillas. Pasamos un día inolvidable e hicimos amistades nuevas con la gente más sana del mundo. Hay que reconocer que la maldad que hay por aquí no tiene nada que ver con la nobleza y el corazón abierto de los que están en contacto permanente con la naturaleza pura del campo. Esperemos que con este hermanamiento se nos pegue algo, aunque ellos se vayan más picardeados.

Por eso, para declararnos hermanos de verdad, nuestros amigos de Valdepeñas están aquí en La Isla para devolvernos la visita. A mí me han dado el correspondiente permiso en el manicomio para atenderles lo mejor posible y por supuesto que les habíamos preparado cuatro cositas para que conocieran algo nuestro pueblo. No ha hecho falta decirles que nuestro Ayuntamiento está en obras, porque lo han visto de golpe.

Hoy van a probar nuestros churros. Y lo del tranvía les suena bastante, porque en Jaén tienen con el invento una historia como para no coger el sueño. Ayer fuimos al Observatorio, donde nos atendieron de lujo tanto el Capitán de Navío D. Teodoro López Moratalla, como la guía del Centro Dª Cristina Pita, quien se ha desvivido con nosotros prescindiendo de que era un día no laborable para ella. Después de comer tuvimos una visita guiada por La Isla a cargo de Patricia Galera, quien nos explicó el Castillo de San Romualdo, el Real Teatro de las Cortes....

También, en Chiclana, comimos tagarnina chiclanera y poleá con coscorrones en una salina. Y anoche en el “Yeyo”, aparte de saborear el mejor pescado de estero del universo y comer tortillitas de camarones, escucharon coplas de Carnaval de boca de “Los serenísimos”, chirigota que quedó la segunda en la Final del Gran Teatro Falla de Cádiz. También escucharon las voces de “Sal de Coplas” y por fin pudieron calibrar la gracia y el cante de Rafael Vargas.

Tanto el Ayuntamiento de La Isla como el de Chiclana han colaborado dentro de sus posibilidades para que todo salga lo mejor posible. Queremos que se vayan bien atendidos y contentos. Yo les he querido dedicar estas líneas de corazón, para que sepan que aquí, en este rincón rodeado de mar y fango, donde Napoleón se vino abajo, tienen su casa, aunque, si vienen, tendrán que preguntar por mí en el manicomio.

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