El Jueves

¿Sirvió para algo?

Tengo dudas si el bronco debate protagonizado por el presidente Rajoy y el líder de la oposición Sánchez fue de verdad productivo para aquellos que nos sentamos ante la televisión la pasada noche...

Tengo dudas si el bronco debate protagonizado por el presidente Rajoy y el líder de la oposición Sánchez fue de verdad productivo para aquellos que nos sentamos ante la televisión la pasada noche. Y digo esto porque el formato del mismo aporta ya bien poco a un público que va buscando otra cosa, menos aún si cabe el hecho de la brusquedad de uno de los participantes y el lenguaje excesivamente tecnicista del otro, amen de la lamentable actuación de un periodista como Manuel Campo Vidal que dejó mucho que desear: ni moderó ni aportó la frescura que debiera haber tenido el encuentro.

Se dice que los verdaderos ganadores del mismo fueron aquellos dos representantes políticos que no participaron en él, a saber: Pablo Iglesias y Albert Rivera. También me cabe algo de duda al respecto de esto, aunque no deja de sorprender que los datos que ofreció Antena 3 a la finalización del mismo y que arrojaban que un 34% de los encuestados opinaba que ninguno de los dos contrincantes había ganado lleva a pensar que ese porcentaje puede ir a parar a estas dos formaciones emergentes.

El próximo domingo se producirá, una vez que las urnas sellen sus ranuras, el resultado definitivo. Sobre el mismo debo opinar que estoy de acuerdo en que el partido más votado debe ser el que tenga la opción de gobernar este país. La democracia real creo que es esto, no los pactos postelectorales. El partido que consiga mayor número de escaños está obligado a dirigir, mal o bien, los destinos de los españoles. Y para ello debe fajarse en llegar a acuerdos con el resto de formaciones para poder gobernar. Pero mucho me temo que esto, por más que lo digan los candidatos, no llegará a ser así: las alianzas tenderán a que nos gobierne una amalgama de colores y personalmente, los bipartitos y tripartitos me dan un poco de miedo.

Abundando en esto, me pregunto que hasta dónde estamos obligados los españoles a que nos gobierne un partido que no ha sido mayoritario en votos. Porque por muchos acuerdos a los que puedan llegar las formaciones políticas que nos ofrecen el domingo sus papeletas, el presidente del futuro gobierno siempre termina siendo de un color determinado.

De todos modos, todo lo que aquí se escriba son conjeturas. El verdadero examen es el próximo domingo, donde ganará no sólo el mejor, sino aquel que haya tratado mejor a la bolsa de votos de los indecisos. Ese es y seguirá siendo siempre la clave de esta cuestión.
Suerte a todos… los españoles.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN