Pidiendo disculpas por haber faltado a esta cita la semana pasada, escribía hace dos semanas alrededor de la corrupción. Y reitero lo que decía entonces de que lo que menos parece importar en todos los comentarios al respecto es la escasez de medios de que se dota a la Justicia para actuar con rigor y celeridad. Y también repito que España está harta de esos continuos escándalos. Pero hoy especialmente no tengo más remedio que retomar el tema del daño que sin embargo se hace a las personas que son involucradas en esas macrocausas y que son simplemente inocentes.
Digo esto porque hoy se publica que en el tema de los suelos de Mercasevilla el fiscal al final ha exculpado a 6 de las personas contra las que el juzgado acordó incoar procedimiento abreviado. He sido abogado de 2 personas en esa causa. La primera fue exculpada por el propio juzgado en lo que claramente había sido un error, pero previamente pasó casi 2 años soportando un proceso que condicionaba su vida y que le hizo pasar momentos que desgraciadamente será difícil olvidar. Y la segunda es una funcionaria ejemplar que ha sufrido hasta ahora una instrucción de más de 4 años y una acusación que nada tiene que ver con la realidad de quien lo único que ha hecho es trabajar honradamente dejándose la piel en beneficio de la Administración a la que sirve. Y ahora aún tiene que esperar a ver qué hacen acusaciones que responden a intereses varios más allá de la defensa de la justicia.
Hace unos días asistí al entierro de una persona enormemente muy querida y admirada, a quien también tuve el orgullo de defender en una macrocausa que duraba ya más de 7 años y que asimismo no solo no había cometido delito alguno sino que al contrario ha sido quizás la persona más trabajadora, leal y honrada que he conocido.
Por eso, tengo que recalcar que sin duda alguna en este país deben perseguirse los delitos y acabar con esos comportamientos que vienen marcando la vida política en los últimos años. Pero también que todos debemos ser más respetuosos con la presunción de inocencia y evitar ese ensañamiento según el cual basta con que se involucre a alguien en un procedimiento de ese tipo para que sea culpable y haya que tomar contra él todo tipo de medidas. Probablemente no es nada popular decir esto cuando el clamor es que se actúe a degüello, pero también creo estamos obligados precisamente a dejar claro que eso no puede hacerse y hay que ser cuidadoso con los derechos fundamentales que nos hemos dado en beneficio de todos.
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