Notas de un lector

Habitar para siempre

La aparición de “Epigrafías y otros poemas” de Alfredo Piquer, acerca al lector a territorios que son parte de la historia del devenir del ser humano

Publicado: 06/02/2024 ·
11:50
· Actualizado: 06/02/2024 · 11:50
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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Dejó anotado Octavio Paz que “todos lo siglos son este presente”. Y no le faltaba razón al Nobel mexicano. Tantas veces miramos atrás para reconocernos en el hoy, tantas veces sabemos cómo y quiénes somos por cuanto aún perdura en nosotros de nuestros precursores.

Pareciera, además, que no siempre la tradición se hereda, sino que más bien se conquista en un intento de alcanzar los pretéritos anhelos que pueden llegar a ser materia del mañana. Y, de ello, sabe mucho y bien la literatura, pues son miles de creadores quienes han querido actualizar y reescribir lo vivido.

La aparición de “Epigrafías y otros poemas” (Huerga y Fierro Editores. Madrid, 2023) de Alfredo Piquer, acerca al lector un puñado de héroes, dioses, autores, paisajes, territorios…, que son parte trascendente de la historia del devenir del ser humano.

En su prefacio, Jesús J. Urruela Quesada anota que en la obra de Piquer“la alusión al mito y a la cultura de los siglos lejanos es una metáfora y trasunto de su propia experiencia vital y personal, que traslada en versos blancos en donde siempre esta presente el ritmo y la sonoridad”.

Al hilo de estas páginas, puede hallarse un nexo común que ampara el conjunto, y que no es otro que el de hacer entender como el amor y libertad han sido -y son- los referentes más importantes. Porque el autor madrileño incide en hacer entender un mensaje que avive las conciencias, que ensanche la capacidad de conseguir cada propósito, todo aquello “que acaba y nos devuelve al tiempo/ de lo real y nos abre los ojos a la luz”.

Las “Epigrafías” que titulan la primera parte remiten etimológicamente a la ciencia de la historia que estudia las inscripciones de la antigüedad, y como parte de la Paleografía, extiende su estudio a la escritura antigua en todos sus soportes. Con estos mimbres, Alfredo Piquer revive protagonistas y espacios de un ayer que reúnen a Odiseo, Teodosio, Ankesen Amón, Napoleón…, junto a Micenas, Pompeya, Waterloo, Auschwitz… Y lo hace, mediante un cántico acordado, desnudo, culto y distintivo, y que es, a su vez, indagación y descubrimiento: “No doy crédito a Dante ni a su guía; en el infierno no se oyen las quejas/ ni las lamentaciones de los condenados (…) Porque todo lo que vino/ después fueron ausencias, habitar para siempre/ esta orilla brutal del Aqueronte”.

En su segundo apartado, “Poemas de pandemia”, “Canciones” y “Otros poemas (A modo de coda)”, se adivina una temática variada, pero sin salirse de esa amplia fronteraen donde los propios sujetos y lugares ahondan y se anudan a  perfiles históricos, tal y como ocurre en “Viet-nam”: “Toneladas de bombas están cayendo sobre Hanoi/ y en la jungla abrasada rugen las ametralladoras”

En suma, un poemario donde la vida fecunda los testimonios de quienes supieron hacer de lo cotidiano algo excepcional, de quienes interpretaron y sintieron la historia de sus días como una aventura incomparable y plenamente humana: “Y he vuelto donde el aire expande/ los aromas indemnes de la azul primavera/ por las calles desiertas, hasta el rincón recóndito,/ hasta el refugio cálido que recuerda mi nombre”.

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