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Avelino Piedad: "Rafael de León es un desafío gustosísimo como actor"

Tras triunfar en el Teatro Español de Madrid, el actor gaditano Avelino Piedad recorre España con el espectáculo ‘En tierra extraña’

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El actor gaditano Avelino Piedad

El actor en una imagen promocional de la obra

Avelino Piedad, al piano, junto Diana Navarro y Alejandro Vera en una imagen promocional de la obra

El próximo fin de semana, tras su paso por Jerez a primeros de octubre, el actor gaditano Avelino Piedad pisará las tablas del teatro sevillano Lope de Vega encarnando al legendario Rafael de León, junto a Diana Navarro (Concha Piquer) y Alejandro Vera (Federico García Lorca) con el espectáculo músicoteatral 'En tierra extraña', un musical que reivindica la copla en una historia que reflexiona sobre lo que significa ser español y nos alerta ante los extremismos en tiempos convulsos dirigido por Juan Carlos Rubio. Mientras tanto, conozcamos de la mano de Piedad, -quien recientemente ha recibido el Premio al Mejor Actor Protagonista por 'En tierra extraña' en la edición XIV de los Premios del Teatro Musical- ciertos pormenores de este singular musical y algunas de las inquietudes profesionales de uno de los actores con mayor proyección de la escena andaluza.

Actualmente te encuentras de gira con ‘En tierra extraña’ compartiendo escenarios junto a Diana Navarro y Alejandro Vera ¿Cómo accedes a formar parte del elenco?

–Pues con un casting de los de toda la vida. He de decir que uno de los productores, que me conocía de La función que sale mal, insistió en que me presentara cuando se enteró de que yo tocaba el piano. Juan Carlos Rubio no me conocía, pero yo sí conocía y admiraba su trabajo previo, así que pensé que sería una muy buena oportunidad para que me viera. Las rondas de castings se extendieron, covid mediante, casi dos meses, y al final fui seleccionado. Fue un proceso intenso y, a la vez, muy superador para mí, que tuve que retomar el piano después de mucho tiempo sin tocarlo en público.

¿Cómo fue el proceso previo de preparación y ensayos?

–Pues he de decir que mucho más placentero y sin trauma de lo que estamos acostumbrados. Trabajar con Juan Carlos ha sido muy revelador. La organización fue de diez, y llegamos con la obra muy asentada al estreno. Dentro de que las directrices eran muy claras y concretas, Juan Carlos siempre permitía nuestro trabajo como actores y sentías que estabas participando en el proceso como creador también. La verdad es que no tengo tantas con qué compararlo, pero ésta ha sido una experiencia profesional redonda.

Yo, por mi parte, estuve preparándome para el piano con Jose Ángel, y muy bien guiado por Julio Awad, el director musical de la obra, que me trató con todo el amor y el cariño posibles para que me sintiera seguro a la hora de salir a escena y tener que tocar las piezas acompañando a Diana. Fue indispensable su apoyo, porque como digo hacía tiempo que no tocaba a este nivel.

‘En tierra extraña’ narra un encuentro entre Concha Piquer, Federico García Lorca y Rafael de León ¿Cómo te enfrentas a la interpretación de Rafael de León?¿Cuáles son las mayores dificultades que te has encontrado a la hora de interpretar un personaje como este?

–Ante todo, nunca tratábamos de imitar fielmente a nadie, amén de que hubiera sido bastante difícil, ya que al menos de los dos poetas no había mucho material audiovisual. Además, yo interpreto un texto que Juan Carlos escribe según lo que él cree y necesita que esas figuras sean durante esta hora y cuarenta que aproximadamente dura la pieza. Vaya que, resumiendo, es una poesía de lo que estas personas fueron y, sobre todo, representan hoy día. Siendo quienes eran, los tres tratamos de hacerlo con el mayor respeto y admiración de que disponemos.

En mi trabajo concreto con Rafael, al ser él sevillano no me corto un pelo con el acento andaluz. Y para impregnarme de imágenes, leí las dos biografías que había disponibles y, sobre todo, revisité sus coplas y sus poemas. Todo esto me traía mucho de mi imaginario como andaluz, y sobre todo me despertaba los vínculos con mi familia gaditana. También añadió mucha enjundia, y aún sigue añadiéndola con el paso de las funciones, anécdotas e informaciones que nos dan quienes le conocieron en persona y han venido a vernos.

Un reto maravilloso que me trae este personaje es cómo, por lo que le sucede, tiene que transitar las escenas tanto con humor como con tragedia. La obra se sitúa a pocos días del inicio de la Guerra Civil, y mantener la ironía y el humor que le eran característicos a Rafael tanto en las escenas más livianas como en las más dramáticas, sin perder el respeto por la profundidad de lo que se cuenta, ha sido un desafío gustosísimo como actor. Este tipo de cosas son las que más me ponen.

¿Cómo es trabajar con el director Juan Carlos Rubio y el resto del equipo? ¿Y con tus compañeros de elenco?

–Pues como ya dije, Juan Carlos es un sueño de director. Respetuoso, amoroso y aún así, disciplinado y contundente. Como actor, sabes que estás en buenas manos desde el principio, y notas que te cuida en todo momento.

Los compañeros han sido algo que cualquier actor daría lo que fuera por tener. A Alejandro ya lo conocía, y aun así es maravilloso trabajar con él en cada función, por lo tremendamente generoso que es. Diana fue un descubrimiento absoluto, para mí y para todos. A la cantante la conocían todos, a la actriz ahora la reconoce todo quien ha venido a verla, y a la compañera hemos tenido la suerte de conocerla nosotros. Es una actriz fabulosa, con una entrega infinita y una intuición brutal. Con artistas como ella, que se conocen mucho en escena y son el protagonista de sus propios espectáculos, cabría la posibilidad de que hubiera que negociar según qué cosas, porque el teatro es un trabajo en equipo y tiene mucho de fe en el grupo. Sin embargo, en el caso de Diana, cero divismos y batas de cola, una confianza absoluta en el director y sus compañeros, y una comprensión inmediata de en qué consiste hacer teatro. Es, como os digo, una actriz maravillosa desde ya.

¿Cómo está respondiendo el público ante la obra?

–No voy a cortarme en decir que maravillosamente bien. Tanto el público que ama la copla y que conoce a Diana, como el público más ajeno o tal vez más joven, que se sorprende de disfrutarla tanto. La verdad es que una descripción somera de la obra no le hace justicia: Concha Piquer, copla, Lorca y Guerra Civil son solo pinceladas y casi diría que excusas. La obra supone una historia muy bien escrita y contada, que al final termina hablando de un tema actualísimo y que invita a la conciliación y a la comprensión, todo ello pasando por todo tipo de escenas y emociones. Lo que en verdad es el teatro en sí, vaya.

¿Qué te ha aportado personal y profesionalmente participar en una producción de Teatro Español y SOM Produce?

–Pues el Teatro Español creo que no necesita presentación. El equipo humano del teatro es inmejorable y se está tan bien allí, que estaría representando allí perpetuamente. Y encima al ser un lugar reconocido en la profesión, vienen a verte otros compañeros a los que admiras muchísimo y que te dejan con la boca abierta al saludarte y darte la enhorabuena. Ha sido en ese sentido una oportunidad y una conexión con la profesión maravillosas. SOM también producía La función que sale mal, en la que ya estaba. Pero estar en esta y ver cómo han apostado por ti, son unas palabras de aliento incalculables.

Los próximos 17 y 18 de diciembre estarás en el Teatro Lope de Vega de Sevilla con la obra. ¿Por qué debemos ir a verla?

–Pues por varios motivos. El primero es porque te lo pasas pipa. Es una historia que te atrapa desde el principio, que te recoge con una liviandad y un humor muy dinámico, y te acaba llevando a una profundidad y una reflexión muy necesarias. La gente se lo pasa bomba. Otro motivo es la música, que no solo tiene copla ya que hay un momento sorpresa debido a los años de Concha en Nueva York. Y otro motivo es que el Teatro Lope de Vega es parte del espacio de la fábula. Se le nombra en un par de ocasiones, y el epílogo de la obra sucede directamente allí. Así que va a ser doblemente especial verlo en el Lope.

¿Qué objetivos o proyectos te planteas en un futuro próximo? ¿Te gustaría continuar tu trayectoria compaginando el ámbito teatral y el audiovisual?

–Absolutamente. Los dos formatos tienen un fondo común, y te permiten a su vez cosas diferentes cada uno. Me gustaría, como interés personal, tener un lugar en la ficción audiovisual andaluza y poder contar nuestras historias. Y, cómo no, participar también de historias audiovisuales nacionales que nos ayuden a entendernos mejor, como creo que hace En tierra extraña sobre las tablas. Para mí el audiovisual es una ilusión creciente.

El pasado 24 de octubre recibiste el Premio a Mejor Actor Protagonista por ‘En tierra extraña’ en la edición XIV de los Premios del Teatro Musical, en la que estuviste nominado junto a actores de la talla de Antonio Banderas. ¿Cómo viviste la noche de la entrega de premios? ¿Cómo crees que repercutirá este galardón en tu trayectoria profesional?

–¡Pues sí, muy fuerte todo! Las cosas que tiene esta profesión… La verdad es que los nervios no me entraron hasta que estuve allí sentado y empezaron a entregarse los premios. Es una noche genial donde te encuentras con distintos compañeros de la profesión (entre otros Antonio Banderas), así que es muy bonito y muy acogedor. Recibir el premio ha sido, sobre todo, una palabra de aliento maravillosa. Este tipo de cosas tienen una presencia psicológica muy grande los dos primeros días, pero creo que lo que queda de verdad tras la vorágine de emociones, es la sensación de apoyo, como si la profesión o el teatro te hubieran tirado una sonrisa o un guiño, y tú te sintieras más animado a continuar.

Por lo demás, la profesión sigue siendo una carrera de fondo en la que hay que seguir disfrutando el camino.

Avelino Piedad empezó su formación y andanzas en Sevilla, y hace ya cinco años se mudó a Madrid. Sus verdaderos inicios los tuvo en el Laboratorio de Interpretación y con el teatro autogestivo que hacía en Sevilla con, entre otros, Ridiculus Teatro. Cuando se marchó a Madrid , se formó con profesionales de la talla de Fernando Piernas, Darío Facal o Ana Talenti. La primera producción de la que forma parte fue el musical ‘El jovencito Frankenstein’. De ahí pasó a una comedia no musical, ‘La función que sale mal’, y tras la pandemia enlazó con ‘El Gé’, un unipersonal de Emmanuel de Martino, y actualmente gira con ‘En tierra extraña’, de Juan Carlos Rubio, tras su exitoso estreno en el Teatro Español a finales del año pasado y con la que ha obtenido el premio a Mejor Actor Protagonista en los Premios de Teatro Musical.

'En tierra extraña'  propone un encuentro nunca documentado, curioso, lúdico y no improbable. ¿Y si el poeta granadino y Concha Piquer hubieran llegado a conocerse? Es 1936 y España se asoma a sus años más terribles. En un teatro vacío, Lorca y Piquer se citan brevemente. Representan a dos realidades sociales y dos formas de entender la vida y el arte. Con el ilustre letrista Rafael de León como testigo y tercero en discordia, el escritor y la tonadillera, figuras de genio y talento, se tantearán y se medirán ante un piano y ante la cuarta pared. Pero, una vez frente a frente, las cartas se irán poniendo sobre la mesa. La verdadera razón de ese encuentro es avisar a Federico de que la situación del país es irreversible. Concha sabe de buena tinta que su nombre figura en varias listas negras. La “gente como él” debería huir al extranjero lo antes posible. Por su propia seguridad. Federico no cree que la sangre llegue al río y que los ánimos se calmarán.

Idea de José María Cámara y Juan Carlos Rubio, a la que el propio dramaturgo y director ha dado forma, esta propuesta teatral y musical ha recogido el aplauso del público y la crítica allí donde se ha visto. En escena, lo teatral da paso a la voz exquisita de Diana Navarro. Este duelo de gigantes es  además un viaje inolvidable por lo mejor de la copla y la canción popular. El Teatro Lope de Vega recibe con entusiasmo esta ficción. Es en su escenario donde transcurre esta ficción. Qué mejor lugar para el hermoso encuentro que las tablas de este teatro ya casi centenario, un espacio joven en aquel 1936 que, igual que hoy, miraba con ilusión al futuro. 

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