Sin convicciones no hay política solvente ni ejemplaridad para los ciudadanos. La política es un escaparate donde todo está -o debe estar- a la vista. La trasparencia es su complemento insoslayable. Convicciones y transparencia son los dos pilares imprescindibles para que los ciudadanos vean a sus representantes como dignos de ocupar su posición como servidores públicos y sometidos al escrutinio de la opinión, que caracteriza la política democrática.
Lo sucedido en Norteamérica con el juicio político al presidente ha dejado en evidencia que sólo un senador republicano votó con los demócratas por la destitución de Donald Trump. Se trata de Mitt Romney, que era consciente de que miembros de su partido desaprobarían enérgicamente su decisión…pero que su "conciencia" y su "fe mormona" lo obligaban a respetar su juramento de imparcialidad en el juicio. Lo explicó: “Corromper unas elecciones para mantenerse en el cargo es quizás la violación más abusiva y destructiva del juramento de un cargo que puedo imaginar”. Conservador, candidato derrotado ante Obama, exgobernador y actual senador por Utah. Votó por convicción.
En Alemania la canciller Ángela Merkel reaccionó como un rayo para impedir que en el estado de Turingia, con capital en Erfurt, hubiese un gobierno sostenido por el partido ultraderechista Alternativa para Alemania, aunque significara que gobernase la izquierda. El desenlace todavía no está escrito pero el acto de ejemplaridad de renunciar a formar gobierno para no estar apoyado por la ultraderecha no necesita muchos comentarios en España. Es lo contrario de lo ocurrido en Madrid, Murcia, o Andalucía…donde esos reparos se han considerado despreciables.
Ha dado igual. Es decir, las convicciones de Merkel frente a la ausencia de ellas de las derechas españolas. Ni Casado, ni el dimitido Rivera las tuvieron en cuenta. Minucias. Cordones sanitarios ¿para qué?
En el Congreso el partido socialista ha impuesto la exclusión de los puestos de responsabilidad de todas las comisiones parlamentarias a los ultraderechistas. Han sido 132 los puestos en las mesas que han sido cubiertos sin que haya podido incluirse un solo ultraderechista.
El cordón sanitario se ha aplicado a rajatabla y los populares han tenido que aceptarlo so pena de perder su representación en las presidencias.
Simancas, secretario de los socialistas en el Congreso ha explicado que lo hacía “por razones de higiene democrática”. Max Weber, de Erfurt, diría que por la ética de la convicción.
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