Marlaska está siendo atacado por Ciudadanos -especialmente por Arrimadas y Rivera- a causa de los incidentes en la marcha del Orgullo Gay en Madrid. Un grupo de manifestantes se sentó delante de la pancarta de Ciudadanos y no dejó avanzar a la cohorte de Ciudadanos, comandados por Arrimadas, al grito de “No pasarán” y, en otro momento, activistas tiraron botellas de plástico y de refrescos contra ellos. Una actitud condenable pero que tiene sus antecedentes. La policía finalmente los escoltó en su salida de la marcha.
Rivera y Arrimadas se han apresurado a pedir la dimisión de Marlaska y culpabilizado a Podemos y PSOE porque, a su criterio, "Han puesto a Cs en la diana. Eso es el sanchismo, intolerancia. El señor Marlaska debe dimitir después de haber puesto en la diana a los votantes de Cs, para que luego unos radicales acosaran y agredieran a mis compañeros. Eso es el sanchismo, señalamiento e intolerancia…. El Ministro se comporta como un incendiario irresponsable: el PSOE pone a Cs en la diana y los radicales nos lanzan botellas. Dimita si tiene dignidad. No nos han callado los batasunos o los CDR; tampoco lo hará el gobierno Sanchista que alimenta el odio contra nuestros votantes”. Una completa desmesura. Una reacción teatralizada, solo entendible a la luz de lo que ha revelado un documento interno de dicho partido, jactándose de los rendimientos mediáticos que les da sus llamativos actos tales como en el pueblo de Josu Ternera o en Rentería. Actos de suprema valentía, aunque se hace precisa una matización no menor, ya no hay ETA. Por cierto, entre los que luchó contra ETA está Fernando Grande-Marlaska, que sí procuró – en coordinación con la policía vasca- protección a aquellos actos, de los que ahora, por confesión propia del partido, se sabe que tenían una finalidad meramente propagandística.
El ministro participaba en la manifestación a título individual, como otros centenares de miles, y ninguna responsabilidad pudo tener en el calentamiento de un pequeño grupo que increpaba a manifestantes no deseados e invitados expresamente a no asistir por la organización de la marcha, dados los pactos de gobierno y programáticos de Ciudadanos con Vox, temerosos de una marcha atrás de su lucha de más de cuarenta años. Recelan de los mismos que en Andalucía ni siquiera han asistido al recuerdo del fusilamiento de Blas Infante. Y el gobierno andaluz sacando pecho. Cinismo insoportable.
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