El fuerte encontronazo vivido el último día de febrero entre el expresidente de Abengoa y su sucesor, Felipe Benjumea y José Domínguez Abascal, se sustentó al menos en tres motivos, el último de los cuales ha podido corroborar esta web en distintas fuentes empresariales. A la negativa de Abascal a camuflar las pérdidas de Abengoa en 2015 como quería Benjumea para que fueran de 500 y no de 1.200 millones, y a la negativa también de Abascal a echar del consejo de Abengoa a Javier Benjumea, se sumó el veto que el entonces presidente y el hermano de Felipe, Javier, realizaron a la propuesta de compra de parte de la filial Abengoa Bioenergía en enero pasado.
Según las fuentes consultadas, Felipe Benjumea y tres directivos de ese área de negocio plantearon al consejo de Abengoa una oferta para adquirir los activos de producción de bioetanol de la empresa en Europa (España, Francia y Holanda) y EEUU. Benjumea era en ese momento, enero pasado, presidente de honor de la compañía y asesor del consejo de administración. Este órgano, que presidía Domínguez Abascal y en el que aún se sienta como miembro Javier Benjumea, rechazó esa propuesta de forma tajante.
El expresidente contaba con información de primera mano sobre la evolución de esta filial de producción de combustibles ecológicos y, con apoyo de algunos de sus directivos, decidió pujar por la parte rentable y con mejores perspectivas de futuro: la ubicada en los mercados más seguros como son la Unión Europea y Estados Unidos. Dejaron fuera los activos de Brasil, adquiridos en 2007 y que han sido la principal fuente de problemas y pérdidas económicas para la filial.
En concreto, las dos fábricas que producen etanol a partir de caña de restos de caña de azúcar han estado en el centro de la polémica ya que Dedini Agro, el vendedor, supuestamente engañó a Abengoa sobre la capacidad productiva y el desempeño real. Esto originó un arbitraje internacional que Abengoa acabó ganando en 2013 y que supone que Dedini tiene que pagar 142 millones a Abengoa.
La firma andaluza pagó casi 500 millones de euros por los activos brasileños (211 millones más otros 276 millones de deuda) y se endeudó para ello con un crédito de 600 millones. La operación la dirigió personalmente Santiago Seage, que llegó a Abengoa dos años antes y que llegó a ser consejero delegado de la empresa el año pasado. Hoy dirige la filial Yield.
Candidatos
La filial de Bioenergía es, debido al mal desempeño de Brasil fundamentalmente pero también por errores en operaciones de trading con el biocombustible cometidos por la propia empresa, una de las fuentes de pérdidas más abultadas del conjunto de Abengoa. A falta de conocer las cuentas de 2015, la sociedad se anotó en 2014 unos números rojos de 254 millones, que se sumaron a los 175 millones también en negativo de 2013.
Abengoa tiene invertidos 3.000 millones de euros en su negocio de biocombustible y, a cierre de 2014, había recibido créditos de Abengoa por valor de 4.100 millones de euros. Abengoa valora los activos de la filial en 4.256 millones. Por ella pujan grupos varios grupos de etanol europeos y el mejor posicionado es el húngaro Pannonia.
Tres razones para la caída de Pepón
La ruptura total de la relación de Felipe Benjumea, presidente de Abengoa durante 25 años, y José Domínguez Abascal, catedrático de la Escuela de Ingenieros de Sevilla y hombre muy cercano al padre de Felipe y al resto de familias aún propietarias, se fraguó en varias fases. Según las fuentes consultadas por este diario en los últimos meses, fueron al menos tres hechos los que motivaron esa fractura que derivó, el 29 de febrero, con la salida total de ambos de Abengoa.
Primero, la decisión de Domínguez Abascal (conocido cariñosamente como Pepón por sus alumnos de la Escuela de Ingenieros) de ignorar la petición de Inversión Corporativa, la patrimonial de las familias aún dueñas, de que Javier Benjumea fuera destituido como consejero en diciembre de 2015. Esa decisión de IC se tomó con el apoyo de Felipe y el 55% de los accionistas de IC. Javier sigue hoy de consejero, e IC ha tenido que exigir que esa destitución se incluya en la próxima junta de accionistas del 30 de junio.
Segundo, el veto del consejo de Abengoa que presidía Pepón a la oferta de Felipe por parte de los activos de Bioenergía en enero. Y, tercero, la negativa en febrero a maquillar las pérdidas de Abengoa en 2015 como quería Felipe: Abascal firmó las cuentas con 1.200 millones en negativo, y no 500 como exigió su antecesor.
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