La Gatera

Trabajo del siglo XIX

Hace muchos años, mi abuela Gabriela me contaba como, cuando eran jóvenes mi abuelo y ella, iban a coger aceitunas para ganarse la vida...

Hace muchos años, mi abuela Gabriela me contaba como, cuando eran jóvenes mi abuelo y ella, iban a coger aceitunas para ganarse la vida. El jornal que les pagaban al día, les daba para comprar la harina con la que amasaban el pan que comían al día siguiente en el olivar. Y así, día tras día. Trabajo, pan, trabajo, pan.

Yo le preguntaba que, entonces, cuál era la ganancia, y ella me respondía muy seria, como si fuera lo más lógico del mundo: “comer”.

Esto sucedía en las primeras décadas del siglo XX, y a mí me daban escalofríos y un poco de claustrofobia aquel bucle de pan y olivares. Muchísimos años más tarde, he sentido el mismo escalofrío leyendo las palabras del presidente de la CEOE, Juan Rosell, que afirmaba este lunes que el trabajo “fijo y seguro” es “un concepto del siglo XIX”, ya que en el futuro habrá que “ganárselo todos los días”.

No sé si él en su trabajo se gana el jornal cada día, o si lo hace días alternos. Tampoco sé si los abuelos del señor Rosell cogían aceitunas para poder almorzar, como los míos. Lo que sí tengo claro es que su planteamiento me resulta, en los momentos terribles de falta de trabajo y oportunidades, como poco obsceno.

Me resisto a pensar que existen empresas hoy en día que puedan subsistir con trabajadores que no estén dando el cien por cien de su capacidad. Del mismo modo que me resisto a pensar que haya muchas oportunidades de trabajo con la tranquilidad de tener la estabilidad asegurada. Así que las declaraciones son amenazantes, prepotentes y muy desafortunadas. Hay muchas personas que ya hemos olvidado lo que es la estabilidad profesional, y simplemente nos preocupa lo más urgente, llevar un sueldo a casa, sea el que sea. Y leer las palabras del presidente de la CEOE, es echar sal en una herida que ya está tardando en cerrarse.Ay señor Rosell, ya decía André Maurois que “El horizonte es negro, la tempestad amenaza; trabajemos. Este es el único remedio para el mal del siglo.” Lo que no nos especificó si era del XIX, del XX o del desastre de esta década del siglo XXI. habrá que consultar a la CEOE. Aunque, personalmente creo que nos iría mucho mejor con la templanza y la fuerza de mi pobre abuela.

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