A las doce de la noche (es curioso como siempre las campañas electorales han comenzado de noche, cuando todos duermen) arrancó la campaña electoral al Parlamento andaluz, con una pegada de carteles de pega, como ya hace muchos años que sucede y tal vez escondiendo una triste metáfora de la actual política. Aunque algunos partidos se resisten, los dos mayoritarios, PP y PSOE, concentraron a los suyos, el primero en un hotel y el segundo en un céntrico bar. Restan tres largas semanas de una larga campaña electoral que será histórica, porque será la primera cita electoral en la que, según las encuestas, el bipartidismo que lleva décadas gobernando España podría tambalearse, si bien no es el caso de Andalucía, donde nunca ha gobernado otro partido que no sea el PSOE, en ocasiones gracias a los pactos con otras fuerzas como Izquierda Unida o PA. En Jaén el campo de batalla es sencillo. El PSOE tratará a toda costa de mantenerse en su feudo más fiel y no contribuir demasiado a la pérdida de votos que auguran las encuestas. En el PP la estrategia es similar, si bien la pérdida de un parlamentario podría diluirse en la derrota anunciada de Moreno Bonilla en Andalucía. IU se tapa los ojos ante la irrupción de Podemos en el Parlamento y mira al cielo para mantener su único parlamentario. Y Podemos, solo puede ganar, porque parte de cero. La suerte está echada.
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