Lo que queda del día

La foto-finish electoral de septiembre

Por primera vez los ciudadanos van a acudir a unas elecciones municipales condicionados no sólo por lo que les concierne en su ámbito más próximo, sino por lo que perciben del exterior por el bombardeo de las redes sociales

Toda encuesta es una especie de foto-finish del momento en que se realiza. El sondeo que publicamos hoy es reflejo de la opinión de los entrevistados a mediados del pasado mes de septiembre y, por supuesto, dudo mucho que el resultado deparado sea el que vaya a producirse exactamente en las elecciones municipales del próximo año, ya que no se conocen aún los nombres de todos los candidatos, ni tampoco cuáles serán las formaciones que comparecerán: las últimas encuestas realizadas preguntan por Podemos, pero lo más probable, como ya ha planteado su mediático gurú, es que opte por reservar fuerzas para las autonómicas y las generales y ceda su lugar y respaldo a la opción de Ganemos, que aún no sabemos si definir como “marca blanca” de la anterior o como filial del primer equipo; en definitiva, un Podemos sin coleta.

Hay, asimismo, un capítulo más que añadir a la decisiva incidencia de ambas opciones: que de aquí a mayo establezcan alianzas con Izquierda Unida para comparecer como coalición, que es a lo que parece aspirar Antonio Maíllo en Andalucía, pese a los detractores internos, que los hay -dicen que hasta en Jerez, algo a lo que puede apuntar el hecho de que se hayan presentado hasta tres candidatos a las primarias-.
 

Pero si dejamos la foto-finish a un lado, junto a sus detractores, incrédulos y animadores, tan inevitables como las figuras secundarias de un portal de Belén, el sondeo sí deja un apunte de cierta relevancia: más del 45% de los encuestados creen que el PP ganará las próximas elecciones municipales. Como diría un asesor de campaña norteamericano: “That´s a fact”.
No sólo lo dicen los encuestados, lo han llegado a reconocer algunos partidos de la oposición de forma tan torpe como manifiesta a la hora de aludir a la reforma de la ley electoral, y eso, de por sí, es una primera victoria de los populares: descartar el mensaje derrotista que ha precedido a otras convocatorias, el de “hay aires de cambio”.

Lo hubo con Pacheco en su momento y lo hubo con Pilar Sánchez hace cuatro años, y por muchos méritos que se quiera o se pueda atribuir a María José García-Pelayo para engendrar idéntico estigma, de momento no se ha manifestado, y sospecho que desde su partido -más bien Antonio Saldaña- han hecho los cálculos necesarios para espantarlo, sin necesidad de ouija, sólo con un milimétrico plan de actuaciones, visitas y compromisos que bien puede valerle una mayoría absoluta, o eso pretenden -si son prudentes recordarán lo que decía Al Swaerengen: “Dios se debe partir de risa cada vez que nos ve haciendo planes de futuro”-.

Unos lo llamarán habilidad, otros estrategia de tahúr, pero como ya advertí la pasada semana puede que todo se reduzca al hecho de subvalorar al adversario, que es a lo que se ha dedicado la oposición, de igual forma que el propio Gobierno ha podido subvalorar determinadas situaciones -la del fútbol, como se descuiden, puede terminar por explotarle en las manos; es sólo un ejemplo-.
 

Por lo demás, hoy en día, ni las encuestas dan o quitan la felicidad, ni los esfuerzos en la gestión dan una victoria matemática, aunque consuele el que ayuden a hacerlo. Por primera vez, los ciudadanos van a acudir a unas elecciones municipales condicionados no sólo por lo que les concierne en su ámbito más próximo, sino por lo que perciben del exterior a través del bombardeo constante en que se han convertido las redes sociales y, más aún, de su propia percepción de las cosas. ¿Acaso si hoy tuviéramos que acudir a votar no tendríamos presente el caso de las tarjetas black o las reprobables conductas de la ministra de Sanidad y del consejero del ramo en Madrid, por muy lejos que queden de nosotros y por muy cerca que tengamos todo lo demás?
 

Cuando menos, cabría tenerlo en cuenta, aunque casi la mitad de los jerezanos den por hecho que el PP volverá a ganar, ya sea por mayoría absoluta o simple con decreto ley -si llega a tiempo, que lo será sin consenso: es lo que tiene dejarlo todo para última hora. Más que de miopía política, ya cabe hablar de congestión: ¿se acuerdan del que dijo que los de Podemos eran unos “frikis”? Todo un genio. El de la lámpara de Mariano, por cierto-.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN