Lo que queda del día

El cine ¿mejor en el cine?

Estamos ante un nuevo modelo de cine en casa que el propio sector no puede obviar

En los años ochenta, cuando comenzó a extenderse la presencia del VHS en los hogares y el cine cayó en la segunda crisis más grave de su historia desde la aparición de la televisión, el Ministerio de Cultura francés impulsó una campaña de apoyo a las salas de exhibición con un lema tan rotundo como entrañable: “El cine es mejor en el cine”.

Aquella campaña no impidió la desaparición de los clásicos cines de barrio, pero al abrigo de los nuevos usos sociales comenzaron a proliferar los multicines como una especie de nuevo atractivo que, poco tiempo después, remataría su fórmula al incrustarse en grandes centros comerciales enfocados al consumo masivo y al ámbito familiar. Sin embargo, cuando mejor funcionaba el invento llegaron las descargas ilegales a través de internet para provocar la tercera gran crisis histórica en la globalizada industria cinematográfica.

La taquilla del gratis total no solo ha hecho daño a la industria, también al propio concepto del cine como entretenimiento para ser disfrutado bajo unas condiciones determinadas, una regla quebrantada por los internautas, pero no por ver una película en una pantalla de 15 pulgadas, sino por hacerlo ante versiones de ínfima calidad visual, con doblajes desacompasados y con el sonido ambiente de una sala de cine.

Sin embargo, se trata de un nuevo modelo de cine en casa que el propio sector no puede obviar. Si la gente no va a las salas a ver películas, salvo blockbusters y versiones en 3D, ¿por qué no acercarles el cine a sus hogares y contribuir a la rentabilidad de una película mediante descargas legales? Ha tenido que ser un español, Paco León, el que haya dado el primer paso, compaginando el estreno de su película en cines e internet, y el resultado ha superado las expectativas: si se suman ambas recaudaciones, estamos ante la sexta película más vista del fin de semana en nuestro país.

No es un modelo que valga para todas las películas por igual, pero sí abre una ventana comercial para otras muchas que carecen de difusión en las salas, al tiempo que anticipa las tendencias de un público al que se debe la propia industria y que ha crecido sin el componente emocional de descubrir la grandeza de un arte en el interior de una sala a oscuras.

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