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Andalucía

¿Quieres aparentar estar en la línea? Hazme caso, no metas la tripa

A pesar del alivio de vestir con ropa más holgada, algunas personas mantienen ciertos hábitos que no relajan ni su tripa ni su preocupación por la figura

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  • Gimnasio.

Es cierto que hemos dejado atrás la época estival, al menos en teoría, ya que las condiciones climáticas siguen marcando altas temperaturas en buena parte de España hasta al menos el próximo martes.

Sin embargo, a pesar del alivio de vestir con ropa más holgada, algunas personas mantienen ciertos hábitos que no relajan ni su tripa ni su preocupación por la figura. Para aquellos que continúan obsesionados con mantener un vientre plano durante el invierno, hay una recomendación importante para evitar caer en el síndrome conocido como "Reloj de arena". Este síndrome, además de otras denominaciones, se caracteriza por el gesto común de meter tripa, es decir, contraer los músculos abdominales para aplanar o tensar la zona del abdomen.

Aunque este tipo de comportamientos a menudo se toman a la ligera o incluso de manera banal, es crucial tener cuidado de no perpetuar este gesto, ya que puede tener consecuencias incómodas.

La primera y más evidente sería la formación, con el tiempo, de un pliegue debajo de las costillas, resultado de la presión constante ejercida sobre los músculos abdominales. Un ‘nuevo’ abdominal poco definido que nos acompañará en forma de franja pero que será evidente a todas luces que algo no funciona bien en la parte superior de nuestro torso.

Más allá de la cuestión estética, esta presión constante puede afectar negativamente nuestra capacidad para respirar. Contraer excesivamente los músculos abdominales puede restringir la capacidad pulmonar y dificultar la respiración profunda. De hecho, algunos expertos sugieren que esto puede reducir la eficiencia respiratoria en hasta un 30%. Este dato es importante tenerlo en cuenta.

Además, el desequilibrio muscular que proviene del abuso de este movimiento no se limita únicamente a la zona del abdomen, sino que también afecta a la parte superior del torso y la región inferior del cuello, lo que crea desestabilidades que pueden generar dolor en la parte superior de nuestro cuerpo.

Por último, en el caso de las personas que padecen incontinencia, el acto de contener el abdomen puede ejercer presión y causar pérdidas de orina, y si este gesto se mantiene en el tiempo, podría empeorar el problema.

En resumen, es beneficioso mantener cierta activación de los músculos abdominales para mejorar la postura y proporcionar apoyo a la columna vertebral. No obstante, abusar de este gesto o utilizarlo como solución a largo plazo para problemas de peso no es efectivo ni saludable.

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