El Miércoles Santo regaló a Arcos su estampa bíblica más querida. El Santísimo Cristo del Perdón y María Santísima de la Piedad, con el fiel escribano San Juan Evangelista, cumplieron su itinerario y la carrera oficial en medio de un ambiente de respeto y admiración hacia la talla de Cristo y lo que representa. La brillante salida desde la Basílica Menor de Santa María mostraba un paso de misterio felizmente acabado completamente, hecho que produce cierto respiro a la hermandad dirigida por José Raúl Zarzuela. El trabajo culmina gracias a la incorporación de las cartelas laterales de los respiraderos igualmente terminadas.
La imagen del Señor se mostró con sus potencias de plata, con INRI y cantoneras de plata y clavada en la cruz que fue donada por los hermanos costaleros en 2021, cuando la pandemia dejó en el templo a las sagradas imágenes. Su Madre exhibió su conjunto bordado negro que data del siglo XVIII, de ahí su enorme valor histórico; su manto negro de estrellas, la corona de plata de plata fechada igualmente en el siglo XVIII; y tocado de encaje de malla calada color beige, en este caso, de principios del siglo XX y que sería donado a la Corporación del Miércoles Santo en 2016 por la familia Moreno García. Desde luego, el trabajo del curtido vestidor César Álvaro Díaz se hizo notar en cada detalle que mostró María Santísima de la Piedad, que lució sus habituales rosarios y pañuelo. En todo este empeño, junto al citado vestidor, el buen trabajo del grupo de camareras de la Virgen que siempre le auxilia.
En cuanto a la imagen de San Juan Evangelista, se mostró con su túnica de terciopelo verde y mantolín también de terciopelo rojo bordado, con su simbólica pluma de plata y pergamino. En este caso, el vestidor de la hermandad estuvo auxiliado por miembros del grupo joven.
Otro de los aspectos estéticos necesario de destacar es el bello exorno floral mostrado por el radiante paso dorado, con claveles, rosas de pitiminí, calas, orquídeas, tulipanes y lentisco, entre otras plantas que configuraron el monte del Calvario. A los pies de María Santísima del a Piedad, como fue antaño tradición y que fue retomada en 2022, lucieron siete orquídeas blancas que representan a los ojos de los cristianos los siete dolores de María. En suma, una rica paleta cromática digna obra del florista experto Carlos Sampalo.
Como en cualquier buen desfile penitencial que se precie, la hermandad se hizo acompañar un año más por la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo a la Columna ‘El Amarrao’, de Ávila. La exquisita organización de la procesión mostró a su cuerpo de acólitos y a un nutrido grupo de costaleros que conforma la extensa cuadrilla cuyo esfuerzo es de justicia recalcar.
El cortejo de nazarenos blanquimorados tomó tras su salida por Deán Espinosa, Cuesta de Belén, Corredera, Peña Picada, Cuesta del Pilar, Alameda, Plaza Rafael Pérez del Álamo, Romero Gago, Gomeles, Alta, Corredera…, en un itinerario que debía cumplir escrupulosamente el horario marcado por la carrera oficial y su paso por los palcos de la plaza del Cabildo.
Como ya viene siendo un clásico, la hermandad vivió en su intimidad algunos simbólicos momentos de oración, y una ofrenda floral a su vecina parroquial de la hermandad de Jesús del Soberano Poder en su Prendimiento. La hermandad reparó este año en la hermana Antonia Domínguez García para que realizara la primera ‘levantá’ del paso, concediéndole así un privilegio que pocos tienen para con sus sagrados titulares. Como viene siendo una costumbre cada vez más presente, la hermandad compartió un emotivo rezo del Ángelus y posterior eucaristía de la mano de su director espiritual y párroco de Santa María, el padre Manuel Jesús Ortiz. La del Perdón dejó escrito así un nuevo Miércoles Santo en Arcos.
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