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Cádiz

Desahucio en la calle Sagasta de Cádiz: “Me he ido sin montar jaleos”

Pilar, de 68 años, y su nieto, de 25, fueron desalojados sin incidentes de su vivienda de alquiler tras once meses de impagos

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  • Pilar, de 68 años, y su nieto, de 25, desalojados sin incidentes. -

“Me he ido sin montar jaleos ni nada. Ya lo dije, no quería policías, me iba a ir sin problemas, pero son las ocho y media de la noche y todavía no sé dónde voy a dormir”. Pilar Loubet, de 68 años,  y su nieto, de 25, fueron desahuciados este lunes a las diez de la mañana, tal y como rezaba en la orden de lanzamiento, de la vivienda de la calle Sagasta 55-57 en la que han vivido los últimos tres años de alquiler. Ya lo había avisado. No iba a oponer resistencia, y ello evitó la presencia de fuerzas de seguridad, con lo que a las puertas de la vivienda se personó la comisión judicial y un representante de la propiedad. “Lo tenía todo preparado a las diez, solo he ido a la iglesia a coger alimentos y me he ido”, cuenta a VIVA CÁDIZ tras lamentar cómo se ha torcido todo desde el fallecimineto de su cuñada hace un año. Ahí empezaron los problemas serios para esta vecina de Cádiz a la que su pensión de viudedad en solitario no le da para pagar un alquiler tradicional.

Con 721 euros al mes, hasta noviembre del pasado año vivía con su cuñada, su hijo, su nuera y sus nietos. Llegaron a ser siete. No les sobraba, pero podían pagar el alquiler de 650 euros mensuales, y tenían para costear la luz y comer.  Al fallecer su cuñada, todo se hizo cuesta arriba. Ella intentó recuperar sus tres meses de fianza y cambiar de vivienda, pero su propietaria, según denuncia, no accedió. “En enero empiezaron los problemas pero desde que empecé a deber un mes le dije que me diera los otros dos de la fianza y me iba. Se negó y me mandó un burofax para que me fuera en diez días. Desde ese momento han pasado once meses, el tiempo que lleva sin pagar la renta.

En estos meses también ha recurrido a Procasa, la empresa municipal de la vivienda de Cádiz, con la que está descontenta. “Me han ofrecido irme al albergue de Campo del Sur, y yo no me meto ahí con 68 años. ¿En qué país estamos? No tengo a dónde ir”, señalaba, descartando la posibilidad de quedarse a dormir en casa de su hija, que hace meses que se marchó a un inmueble pequeño con su marido y sus dos hijos. El de Pilar sí fue un martes 13 en toda regla y con todos los ingredientes: lluvia, impotencia, desalojo...y largo, demasiado largo.

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