Sindéresis

La prisa de los buenos

La barbarie ha sido la regla general en el mundo de los hombres y la protección de uno mismo es un instinto arraigado.

Publicado: 05/11/2018 ·
16:57
· Actualizado: 05/11/2018 · 16:57
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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Las personas que quieren un mundo mejor y captan el sufrimiento e injusticias del actual tienen prisa; eso es lógico y letal a partes iguales, porque no son mayoría. La mayoría de las personas acarrea bastante con sus propios problemas, son pesimistas con respecto al futuro, son temerosos con respecto a las intenciones de los demás, o son duros con el que ha caído en desgracia y admiran al que tiene éxito. Ser solidario para muchas personas es un lujo de un mundo al que no pertenecen y en el que no creen, y, seamos honrados, no creen en ese mundo porque no ha existido nunca. Nunca.

Es ahora que hacemos algunos avances, pero en lo que históricamente podríamos calificar como hace diez minutos, las mujeres no tenían derecho al voto ni a la fundación de empresa en nuestro propio país, Kennedy se llevaba un tiro en la cabeza por parar una guerra, los aborígenes australianos eran tratados por la Ley de Vida Salvaje en Nueva Zelanda, Mandela estaba en la cárcel, judíos, gitanos, homosexuales y comunistas eran convertidos en cenizas en el centro de Europa, y etcétera. Y un largo etcétera. La barbarie ha sido la regla general en el mundo de los hombres y la protección de uno mismo es un instinto arraigado.

 Por tanto, la prisa de los buenos no los llevará a la victoria porque no existe tal cosa en el horizonte; tan solo el cambio progresivo, y a veces dar dos pasos hacia atrás y solo uno hacia delante. Y la mayoría de las personas que son desconfiadas, que han aprendido que el egoísmo es necesario para la supervivencia, que no empatizan con los problemas de más allá de sus narices, deben ser convencidas paulatinamente de que otro mundo es posible. La fuerza lleva demostrando su eficacia miles de años. La razón está empezando a mostrar sus resultados. La Declaración Universal de los Derechos Humanos no tiene ni un siglo.

 Paciencia. Paso a paso. Yo sé perfectamente que todo corre prisa, todo es para ya, todas las injusticias hay que pararlas en este mismo momento, pero para eso necesitamos que sean más los convencidos y para ello hay que darles pruebas. Hay que dar ejemplos de convivencia, hay que introducir leyes mejores y demostrar que funcionan, hay que mejorar las condiciones laborales y demostrar que la economía no colapsa; ya nadie puede creerse que el derecho al descanso semanal, las vacaciones remuneradas, el permiso de maternidad y paternidad, la jornada de ocho horas y las prestaciones por enfermedad y desempleo y hundirían el mundo, ¿verdad? Ahora ya no, pero en su momento hubo miedo. Algunos sabemos que la renta básica universal es posible y necesaria, y que mejorará las relaciones laborales, la salud de las personas, repercutirá en un menor gasto sanitario, en una menor criminalidad, en un repunte de las pequeñas y medianas empresas, pero es lógico que una gran cantidad de personas desconfíe. No los juzguemos. Tratémoslos con paciencia porque no hemos estado en su pellejo desde que nacieron hasta que se pusieron a discutir con nosotros.

Llegará un momento en que cada persona que vive de la caza vea una brutalidad ahorcar un perro, poner trampas de lazo en el bosque, o veneno, llegará un momento, en que se cuidará al lobo y se demostrará que es tan necesario como el pasto y que, de hecho, el lobo impide grandes inundaciones porque su presencia cerca de los ríos hace que sus riberas no sean forrajeadas constantemente, y se muestren duras por las raíces y llenas de meandros. Llegará un momento en que, poco a poco, estemos gobernados por la inteligencia y la inteligencia es la luz del día en una mansión que daba miedo. La inteligencia es la calma en un incendio para que nadie muera pisoteado. La inteligencia es la empatía con el que no es como nosotros. La inteligencia es lo que nos permite no ser manejados por sátrapas y psicópatas con un discurso que solo cala donde hay rencor, donde hay dolor, donde hay pánico e ignorancia, donde la gente tiene miedo al cambio porque no quiere perder lo poco que le queda. Paciencia. Ya hemos ganado, pero los malos todavía no lo saben.  

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