Por los sitios que nos vieron. Por los días que vendrán. Por las noches que no acaban. Por las risas que regalamos. Por la felicidad. Que es tan simple como saber que estamos y que algún día, nuestra aventura acabará. Quizás el día menos deseado, pero ya sabemos que a todos, más tarde o temprano, nuestro fin llegará. Que la vida son dos días y ya vamos terminando el primero. Que es tan simple como aprender a valorar tantas cosas que tenemos y que no nos damos cuenta. Tan simple como ser consciente del cariño que nos regalan todas esas personas que nos quieren, los padres, los hijos, las parejas, los amigos. Ser capaz de disfrutar cada momento como si fuera el primero. Como si eso no lo hubiéramos vivido antes. Porque somos afortunados de estar aquí, hoy, aquí leyendo estas líneas, por eso disfrútalas. Y a la vez, mira a tu alrededor, da las gracias a quien tienes a tu lado. Y a lo mejor piensas que no tienes motivos pero, el simple hecho de regalarte su tiempo para hacerte compañía ya es un gran regalo. Si estás en el trabajo, siéntete afortunado de poseerlo. De tener la oportunidad de desarrollar tu potencial laboral. Si estás en tu casa, da gracias de que tienes un techo para vivir y una comida que llevarte a la boca. No todos pueden decir eso. Así que empieza por hoy. Elimina todas las quejas de tu vida, todos los reproches, las dudas. Todo lo que no te haga bien y lo que no atraiga algo positivo. Porque tienes que disfrutar al máximo, sin importarte nada. La vida son dos días, disfrútala.
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