El partido Ciudadanos defiende una llamada “moción de censura instrumental” como salida a la moción de censura estrictamente constitucional que ha presentado el PSOE. Para que esa presunta moción instrumental saliera adelante sería necesario poner de acuerdo a Podemos, PSOE y Ciudadanos, o sea, estaríamos ante la misma situación imposible que nos hallamos hoy.
No basta, como está defendiendo Ciudadanos, que Ciudadanos y PSOE se pusieran de acuerdo en un independiente porque Ciudadanos sólo tiene 32 diputados y no puede por sí mismo ni siquiera presentar una moción de censura. Esa es su verdadera dimensión parlamentaria, sin encuestas. El tipo de presidente de gobierno que saldría - se dice que sólo para convocar elecciones, un presidente títere - tendría que abordar el fin o la continuidad del artículo 155, habría de acudir a cumbres internacionales, nombrar ministros y demás cargos de la administración y decidir sobre asuntos políticos relevantes durante un largo periodo hasta la formación de un nuevo gobierno. Y ésta es la cuestión candente: el que crea que tras la celebración de las elecciones - por arte de birlibirloque- la actitud de los partidos iba a cambiar y ya la formación de gobierno en España será coser y cantar es un ingenuo desinformado.
Tras la sentencia de la Gürtel cabían varias soluciones políticas: la dimisión del presidente del gobierno, que lo es del Partido Popular, la convocatoria de elecciones generales por parte del propio presidente en ejercicio o la presentación de una moción de censura constitucional, que es necesariamente constructiva, es decir, la que se comienza a debatir el jueves. Las dos primeras han sido categóricamente desmentidas por el interesado, tanto que el propio partido ha negado que la sentencia afecte en nada al Partido Popular, como si los hechos narrados en la sentencia hubiesen sucedido en Torlonia. El PP sostiene, en definitiva, que eso de Génova está en Italia y, por tanto, no les afecta.
El “Código Mariano” es no hacer nada y no mover ficha sino esperar los errores y el desencuentro de los demás. El deber moral de cualquier oposición tras la sentencia es censurar al presidente del gobierno que ha sido el que ha tapado con todas las maniobras posibles la corrupción en su partido. El PSOE apoyó al Estado cuando estaba en peligro la unidad nacional y ahora censura a un gobierno que no asume voluntariamente ninguna responsabilidad.
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