El gobierno andaluz acordó el 26 de enero instar a la Consejería de Hacienda a la modificación de la normativa de los tributos cedidos por el Estado con la finalidad de bonificar al 99% el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones. El Consejo encargó al dimitido consejero de Hacienda, Alberto García, a realizarlo. El consejero fue sustituido por Juan Bravo, pero no termina de ser realidad. Era la promesa más firme de los dos partidos que gobiernan Andalucía, compartida por el que los apoya parlamentariamente. No será nada radical porque ya desde el 1 de enero de 2017, con el gobierno anterior, de una herencia de 1.000.000 de euros, en general, no se tendría que pagar.Ahora se beneficia a los que están por encima de esa cantidad. O sea, los muy pudientes.
El programa de Casado anuncia que se suprimirán un montón de impuestos, y entre ellos el de Sucesiones y Donaciones. Tan verdad deberá ser como que, cuando han gobernado, no lo han hecho, porque no es un impuesto andaluz, sino estatal. La autonomía puede reducirlo, no suprimirlo.
Pero la herencia recibida no se limita a la primera acepción de la Real Academia. La herencia recibida se esgrime en la acción de casi todos los gobiernos que toman posesión como excusa para no cumplir con sus compromisos electorales.
Ningún gobierno resalta lo bueno que recibe, sino sólo lo malo. El nuevo gobierno andaluz ha entrado en el Palacio de San Telmo y en los demás palacetes y casas señoriales, convertidas en sedes de consejerías, sin decir esta boca es mía. Sí han destacado que se debe dinero a constructoras, a pleitos perdidos por la Junta, a bancos, se insiste en agujeros en los presupuestos de las consejerías –incidiendo en las más inversoras, como Obras Públicas-.
Ayer el lío era las listas de espera en Salud, anteayer se quejaban de los bajos salarios de los altos cargos. Pero, al mismo tiempo, a escasos días de tomar posesión, ya han acudido a inauguraciones de obras y hospitales y fueron presurosos al serial de fotos de FITUR, que evidentemente son herencia recibida. En el traspaso de poder de España sucede lo propio.
Las herencias tienen eso, se asume lo positivo y lo negativo, y si lo malo es superior a lo bueno, se renuncia. A título de inventario. ¡Qué solución más fácil! No se verá nunca en la política.
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