La tribuna de El Puerto

De botas y de votos

Alejandro Merello | La polémica de las botas es más un afán por ganar votos de manera torticera que una reivindicación de lo local

Publicado: 04/05/2018 ·
09:49
· Actualizado: 04/05/2018 · 09:49
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Se puede ser devoto o devota de ciertas botas y se puede ser devota o devoto de ciertos votos, pues por ser devoto de ciertas botas alguno perdió la cabeza, pero no menos cierto que otros la pierden por ser devotos de algunos votos… ¡Vaya lío! Déjenme que me explique.

Pasados ya unos días del final de nuestra fiesta, atrás queda la polémica de las andanadas de botas que decoraron el recinto ferial. No entraré en argumentar mi poco o nada acuerdo en la designación de la dedicatoria de este año, entiéndanme: Sanlúcar de Barrameda es un pueblo muy vinculado a nosotros y del que guardo gratos recuerdos. Pero la dedicatoria de nuestra fiesta debe estar fundamentada en cierta lógica.

Debe estar vinculada, a mi entender, a un intercambio cultural, pero, sobre todo, económico y social. Lazos que hemos de mantener en el tiempo, que den a conocer allende nuestras fronteras las bondades de nuestra ciudad.  Ahora bien, hecha la dedicatoria, lo suyo es mostrar nuestra cara más amable y hacer gala de una de nuestras principales bondades: la hospitalidad.

Somos un pueblo con clase, y cuando hablo de “clase” no me refiero a ese rasgo diferenciador y clasista que algunos ven en su afán de trasnochada revancha. Me refiero a una virtud que, durante muchos años, ha hecho de mi Puerto la Muy Noble y Leal Ciudad de El Gran Puerto de Santa María. Nuestra Feria siempre ha sido un punto de encuentro; muchos de los años que he vivido fuera he acompañado a amigos que no la conocían y les puedo asegurar que han vuelto incluso sin mí.  

La polémica de las botas es más un afán por ganar votos de manera torticera que una reivindicación de lo local. Dejemos atrás nuestros complejos, no temamos lo ajeno que a veces nos enriquece y, sobre todo, no lo temamos si nos acompaña por voluntad propia y cogidos de la mano.

Si queremos potenciar nuestro vino, hay muchas maneras de hacerlo y si no, pregúnteles a los bodegueros que seguro le dan más de una idea. Pero no hagamos un feo a un pueblo amigo que además viene invitado. Un poco de clase, por favor…

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