Ahora va a resultar que la política es como las quinielas. No ha tenido mejor ocurrencia el vicesecretario del PP, Javier Maroto, que proponer al PSOE que apruebe los presupuestos del Estado por el novedoso sistema de un sorteo entre sus diputados: "Si yo fuera Pedro Sánchez prestaría cinco votos del PSOE al azar para eliminar ese chantaje del PNV y automáticamente decir y hacer un discurso duro de oposición, pero mucho más digno".
La credibilidad que tendría ese discurso duro sería igual a cero y, como apunta Jordi Sevilla, que para no ceder al “chantaje” del PNV el Gobierno y Ciudadanos acuerden unos Presupuestos no para que sean aprobados sino para presionar al PSOE es una trampa tonta. Ecuación perfecta.
España tiene Presupuestos Generales del Estado. El PP saca pecho y logra estabilidad gracias a la aprobación de la ley más importante de cada año y el PSOE que vaya a buscar votos a Oceanía porque habría incumplido la primera norma de la oposición que lo es, además de por estar sentados en el parlamento enfrente de la bancada del gobierno, por oponerse y ser alternativa del gobierno
Rivera, que votó a Rajoy, le pide al PSOE “sentido de Estado” y lamenta que su pacto presupuestario con el PP “esté siendo bloqueado por el PSOE de forma irresponsable”. Luego pasó a tiros de grueso calibre: si no aprueba los presupuestos será “cómplice de los separatistas”.
Gran disparate de color naranja. Se le puede aplicar a Rivera lo de Cervantes: “Y luego, in continente, caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada”. A lo mejor le dio la idea el imputado Sarkozy en su reciente reunión secreta con Muamar el Gadafi de fondo.
Es una innovación política muy interesante que se va a estudiar en todos los países. Que la oposición se inmole para que siga gobernando el partido que ganó las elecciones. Tan chocante como la alabanza a la “oposición útil”, como si la situación ideal del partido que pierde las elecciones fuera la de colaborar en todo, no en los pactos de Estado, con el que las gana.
Antes no era así. ¿Qué ha pasado? Pues que gobierna el PP. Es absolutamente lógico que Sánchez le diga a Maroto, a Rivera y a Rajoy: “Somos un partido serio, frivolidades ninguna”.
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