Andalucía

Bratislava, perla del Danubio

La capital de Eslovaquia conserva un coqueto y bien cuidado centro histórico de dimensiones muy humanas

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  • El castillo y el Danubio -

Bratislava es desde 1993, año en que Eslovaquia se independizó de la antigua Checoeslovaquia, la capital de uno de los Estados de Europa. Le recomiendo que dedique unos días a conocer esta pequeña perla del centro de Europa. A orillas del Danubio, a los pies de las primeras estribaciones de los Cárpatos, a menos de diez kilómetros de la frontera con Hungría y a tan sólo dos de la antigua aduana austríaca, Bratislava es una gran ciudad, una capital con todo su peso, pero que conserva un coqueto y bien cuidado centro histórico de dimensiones muy humanas. El río Danubio, en nuestra visita de la ciudad y como punto de orientación, queda al sur y en casi perfecta perpendicularidad al trazado de Bratislava.

La plaza Hviezdoslavo Nam, con el bonito y neorenacentista edificio del Teatro Nacional Esloveno, es el mejor punto de orientación que puede tener. Accederá a ella desde el río, y con la referencia del edificio de la Redoute, un antiguo granero de principios del siglo XX y que acoge en la actualidad la sede de la Filarmónica Eslovaca. A partir de esta plaza, le sugiero que se “patee” bien a fondo el casco antiguo. No se preocupe, que como decía en mi introducción, Bratislava tiene unas dimensiones muy humanas y a lo largo de un día, con tranquilidad, podrá conocer bien esta ciudad.

Siguiendo el sentido de las agujas del reloj, se encontrará con la Catedral de San Martín, un espléndido ejemplo del gótico del siglo XV donde once monarcas húngaros fueron coronados a lo largo de casi tres siglos de historia. No hay que olvidar que la república eslovaca fue uno de los territorios de la extinta corona austro-húngara.

El convento y la iglesia de Santa Clara, junto a la Catedral, es otro de los edificios que llamará su atención antes de llegar a la Puerta de San Miguel, el único de los cuatro accesos al antiguo recinto medieval que se mantienen en pie. A unos escasos metros desde la puerta de San Miguel, podrá ver la casa más estrecha de todo Europa Oriental. Siguiendo con nuestro recorrido por la capital eslovaca descubrirá el Monasterio y la Iglesia Franciscana cuyos orígenes datan de 1297. El Palacio del Primado, antigua residencia del Obispo de Estzergom y su Salón de los Espejos, es uno de los tantos tesoros que Bratislava conserva.

En Hlavne Nam, centro neurálgico de la Bratislava peatonal, podrá ver el antiguo Ayuntamiento. Le recomiendo que haga una parada en esta plaza, ya sea para seguir tomando fotografías, comer, cenar, o simplemente, tomar un café. Si lo hace en diciembre, disfrutará del mercado navideño que da a esta plaza una atmósfera muy acogedora y auténtica, típica de los mercados navideños de la fría Europa. Café Meyer o Maximilian Delikateso son un buen par de recomendaciones.

A lo largo de su paseo por el centro antiguo de Bratislava, también podrá ver algunas estatuas de bronce que evocan a diferentes personajes típicos de la ciudad. Una de ellas, saliendo del subsuelo, es mi preferida, aunque creo que han tenido que reponerla varias veces por culpa de atropellos provocados por despistados conductores.

Los miradores de la ciudad

De regreso al Danubio le propongo que la visita al casco antiguo se continúe con los mejores miradores de la ciudad. Le sugiero que empieze con la torre Ufo, un antiguo puesto de control comunista, al más puro estilo soviético, desde el que el antiguo ejército checoslovaco controlaba toda la ciudad. Accederá a pie cruzando el puente por el acceso peatonal, una buena manera de percibir las increíbles dimensiones del Danubio. Totalmente surrealista en su origen, allá por los años 60/70, la torre Ufo representa en cierta manera la transición de la antigua dictadura a la democracia ya que en uno de los más sólidos ejemplos de la mano dura del antiguo régimen, hoy, podrá comer, cenar o simplemente tomarse un buen café. La torre Ufo, otrora un símbolo del miedo, es hoy uno de los mejores sitios que Bratislava ofrece. No se pierda los detalles de la subida en ascensor, la inclinación del pasillo de subida que remonta el elevador, se deja notar en los efectos gravitatorios provocándole una curiosa sensación.

De regreso al casco antiguo podrá ascender hasta el Castillo de la ciudad, una regular estructura de forma cuadrada y coronada con cuatro torres que acoge el Museo Nacional Eslovaco. A pocos metros del contemporáneo edificio de la Asamblea Nacional Eslovaca, su construcción se remonta al siglo XI si bien ha sido reconstruído en su totalidad. Situado sobre un peñón que domina toda la ciudad y que bien podría considerarse como el punto de inicio de los Cárpatos, es junto a la Torre Ufo el otro gran punto de observación de la ciudad. Para acabar con nuestra ruta de miradores, le propongo ir hasta el cementerio soviético de Slavin, dedicado a los soldados de la URSS caídos durante la II Guerra Mundial.

Como punto final, y siguiendo un paralelismo en la historia, es posible que usted quiera ver esa parte de Bratislava fruto de las décadas comunistas. Me refiero a este tipo de arquitectura basada en barrios obreros de grandes edificios, anchas avenidas y una paupérrima estética. Barrios prácticos, pensados para albergar a la clase trabajadora pero que nunca se construyeron con los mejores materiales. El barrio del Ruzinov, camino del cercano aeropuerto de Bratislava Stefanika, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de los años 50 a 70 y que ya son una nueva asignatura en el estudio de la historia del arte. O deberían serlo, porque son fruto de una parte de la historia del país. Bratislava, Poznony para unos, Pressburg para otros, es una ciudad a la que regresará, le gustará mucho.

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