El presidente del sindicato de enseñanza ANPE en Jaén, Roberto Sánchez, manifiesta su solidaridad con los compañeros madrileños y recuerda, que al igual que en Andalucía las horas lectivas están reguladas en una horquilla de 18 a 22. Sin embargo, “eso no quiere decir que se puedan modificar sin negociación y por decretazo”, afirma Roberto Sánchez”. “¿Qué papel jugamos los sindicatos? ¿Dónde quedan las negociaciones?”, se pregunta el presidente de ANPE-Jaén.
Mientras tanto, la situación ha provocado un amplio debate en la opinión pública sobre cuestiones que aparecen y desaparecen cada cierto tiempo. ¿Trabajan pocas horas los profesores? ¿Son excesivas la vacaciones? Roberto Sánchez recuerda al respecto que los funcionarios de la educación trabajan, como el resto, 37’5 horas semanales, de las cuales 18 son lectivas, es decir, de clase. En este sentido lamenta que se haga demagogia por parte de los políticos y recuerda que los profesores son los que más están sufriendo los recortes derivados de la crisis. “A la pérdida salarial hay que sumarle recortes de hasta el 46 por ciento en las pagas extraordinarias que más parte de complementos tenían”, algo de lo que no se ha hablado.
Para Roberto Sánchez toda esta situación, envuelta con la excusa de la mejora de la calidad educativa, no esconde más que la intención de las administraciones de no contratar a más interinos y que ese trabajo lo suplan los actuales profesores. Sin embargo considera que no es forma de hacerlo, ya que se están echando por tierra años de avances en las negociaciones y en los derechos adquiridos por los sindicatos. “No se puede decir que no somos representativos”, lamenta Sánchez. “Nosotros no representamos a nuestros afiliados, sino que participamos en unas elecciones sindicales”.
“Detrás de cada hora de clase hay tres de trabajo previo”
Carmen Fernández Herrera es profesora del Instituto de Enseñanza Auringis de la capital. Se muestra indignada y atacada al trabajo que realiza cada curso. “Ya está bien de demagogia por parte de los políticos. Aquí lo que hace falta realmente es una solución definitiva al problema de la educación”. La joven docente lamenta que se aluda a la calidad de la enseñanza cuando en realidad no se pretende más que recortar partidas presupuestarias.
El principal problema para Carmen Fernández es que se destruye la reputación y el trabajo de los docentes. “Detrás de cada hora de trabajo hay otras tres de preparación. No se puede lanzar el mensaje a la sociedad de que los profesores trabajamos poco. Es una irresponsabilidad y una gran mentira”.
Carmen recuerda que los docentes viven situaciones muy complicadas en las aulas, en los institutos, en la relación con los padres de los alumnos, y esa “demagogia barata” no ayuda a normalizar una situación que ya es bastante dramática en muchos casos. Por otro lado, lamenta de igual modo que se cuestionen los periodos vacacionales. “Que me expliquen cómo sentamos a veinte niños en pleno mes de julio o finales de junio en una clase, con el calor, y conseguimos que atiendan durante seis horas”, añade.
Carmen Fernández no entiende tampoco cómo todo el mundo entiende de docencia. “Yo no veo a la gente por la calle diciendo que si el arquitecto hubiese usado otra columna en tal espacio hubiera creado un edificio más armonioso... Sin embargo, en este país todo el mundo es profesor y sabe lo que hay que hacer”, concluye Carmen Fernández, que apoya al cien por cien a sus compañeros de la Comunidad de Madrid y que considera que se está haciendo un flaco favor a la docencia y se continúa demonizando al profesorado.
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