El restaurador Ismael Rodríguez Viciana está dirigiendo los trabajos de rehabilitación de la fachada de la primitiva sede del Casino Jerezano, un edificio cuyas obras finalizaron en 1864, que fue proyectado por el maestro de obras jerezano Andrés Cárdenas y que ocupa el número 50 de la calle Larga, acogiendo las dependencias de la oficina principal de Unicaja.
Los trabajos se iniciaron a mediados de octubre y ya empiezan a deparar sus primeros resultados. En estas semanas se ha podido apreciar cómo el sillar de piedra se encuentra en un estado “eficiente”, con zonas en las que presenta “bastante erosión” y “suciedad acumulada” como consecuencia del tráfico.
Con todo, es el entorno de los balcones el que se encuentra en peor estado de conservación, con ángeles y medio relieves a los que le faltan piezas y en los que se aprecian añadidos de cemento y escayola que ahora deben ser retirados.
“La última intervención que se hizo hace algo más de veinte años fue correcta a nivel de volúmenes, pero se emplearon materiales nada aconsejables que ahora estamos retirando”, explica Ismael Rodríguez Viciana.
De hecho buena parte de sus trabajos está consistiendo en “reconstruir” estas piezas, donde se aprecia una “definición magistral” a pesar de la altura a la que se encuentran, lo que está suponiendo una “grata sorpresa”.
Aunque “falta un poco de información” al respecto, parece que los ángeles estarían relacionados con distintas artes, como “la música, la pintura o la escultura” y “quizá también con las cuatro estaciones”.
El proyecto contempla también la intervención en todos los ventanales de madera, que se van a “limpiar y sanear”, y en los elementos florales de la fachada, que inicialmente eran de cerámica y ahora son de escayola.
El trabajo consiste en este caso en la recuperación de ese material original.
La actuación está siendo ejecutada por R. Viciana Restauración y Conservación del Patrimonio Histórico conjuntamente con la empresa Neocón.
Un edificio singular
Este edificio, un emblemático palacete de estilo barroco, equilibrada decoración y ornamentación muy profusa tanto en el exterior como en el interior, fue mandado construir por el bodeguero Manuel María González Ángel para que sirviera de sede al Casino Jerezano.
Se levantó en 1865 bajo las órdenes del maestro Andrés Cárdenas. A los tres años de su construcción fue desahuciada la referida entidad por falta de pago, permaneciendo cerrado el inmueble hasta 1887, cuando la heredera de su legítimo propietario la vendió a la Compañía Sevillana de Electricidad, lo que le llevó a ser conocido como la fábrica de la luz.
Desde hace ya varias décadas viene siendo utilizado por diferentes entidades bancarias, actualmente Unicaja.
Con anterioridad estuvo a punto de ser demolido dado su precario estado de conservación.
El edificio cuenta con dos plantas y ático que se organizan en torno a un patio rodeado por una galería de arcadas sobre columnas de orden jónico.
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