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Jueves Santos. Comprensión o Intransigencia

Es hora de que comencemos a llamar religiones sólo a aquellas que comprendan (integren) los derechos humanos y consecuentemente la igualdad real de las personas

Publicado: 09/04/2020 ·
11:33
· Actualizado: 09/04/2020 · 11:34
Autor

Rafael Fenoy

Rafael Fenoy se define entrado en años, aunque, a pesar de ello, no deja de estar sorprendido cada día

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Es el Jueves Santo, el único de 2020, y pasará a la historia de bastantes generaciones por ser un Jueves Santo “especial”, muy diferente a los anteriores, aunque haya habido en otros momentos históricos algún que otro bastante atípico o desastroso. Este Jueves Santo no habrá manifestaciones procesionales públicas y, sin embargo, en el ánimo de muchísimas personas estará presente el sentimiento religioso que le da sentido, más allá, mucho más allá, del folclore turístico que conlleva ésta efemérides.

La Religión, cualquier religión, es vivida con sentimiento, porque es ahí donde sólo es posible experimentarla. La razón poco o nada tiene que ver con ella. Todas las religiones ofrecen experiencias de trascendencia. Ese ir más allá de la cotidianidad para dar sentido al misterio, para experimentar sosiego ante la angustia de la pequeñez, ante el miedo a la perdida, de la vida propia o de quienes queremos. La inmensa complejidad del cosmos, en lo enorme y microscópico, transfiere incertidumbre a lo cotidiano y la persona experimenta dilemas, incertidumbres, zozobras, inquietudes… Ahí se ubica el sentimiento religioso y la religión, cualquiera de ellas, ofrece, nunca debe imponer, un paquete de emociones y concepciones. Ofrece “seguridad”. ¿Qué palabra tan necesaria? Porque más allá de la verdad o la falsedad, la experiencia realmente vivida de esa protección para millones de seres humanos merece la pena. Y ello explica la enorme inversión en energía humana que los ritos, cultos, liturgias realizan las personas “creyentes”.

Dentro de este alambique complejo de creencias cada cual destila “su Fe”. Porque es esa “FE” la que le sirve. Y en el territorio de los sentimientos la razón poco puede predicar y por ello el debate eterno del Ateísmo se hace improductivo para el objetivo de ofrecer a la humanidad un universo racional sin Dios, o sin dioses. Y también eso explica sociológicamente la pervivencia a pesar de la modernidad de la magia y el esoterismo. Ninguna religión, puede tener esa consideración si niega derechos humanos. Porque por encima de todas ellas está la conciencia de pertenencia al género humano y todos los seres humanos somos portadores de derechos inalienables. En tiempos no tan lejanos, las personas de cierta edad vivimos la autoritaria, dictatorial España Nacional Católica. Y en esa España los días “Santos” se Semana Santa, eran días de intransigencia e imposición a toda la población fueran o no creyentes. Es hora de que comencemos a llamar religiones sólo a aquellas que comprendan (integren) los derechos humanos y consecuentemente la igualdad real de todas las personas.

 Fdo Rafael Fenoy Rico

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