Patio de monipodio

“Democracia” saló

Antidemocrático es impedir referéndums, expresión real de la voluntad de la mayoría, decidir sin el consentimiento de la mayoría, incluso en contra

En la pequeña isla se vivía el relato del sádico Marqués de Sade, siguiendo y forzando al ideólogo del fascismo Gabrielle D’Anuzzio. La película de Pasolini es una metáfora de la dictadura en la República de Saló, controlada por el ejército nazi. Desde ese punto de vista no tiene semejanza con ningún sistema de gobierno actual. No del todo. Hoy, también se nos hace comer mierda, elemento que aumentará con el TTPIP; también se nos prohíbe hacer lo que se nos incita; también se nos controla por el ejército -y no por uno, que ya se permiten los privados- a su vez controlados por el partido, hasta que es el partido y el propio Gobierno quienes terminan por ser controlados por las fuerzas económicas dominadoras. Pues, sí, Saló tiene muchas, demasiadas similitudes con la situación política actual, en todo el “primer” mundo; y muy especialmente en España. La mayor y más grave, porque posibilita y protege a las demás, la duplicidad de leyes. Unas, las “normales”, para ser cumplidas por la mayoría, obligada a ser cada vez más silenciosa. Otras, las que liberan a los “mandantes” (Gobierno y oligarquías) de cumplir las primeras.

Cuando se reforma la constitución para poner por delante el pago de la deuda creada por las grandes empresas y los propios miembros del gobierno con su nefasta política económica, o sea: por delante de la comida de la mayoría; cuando se impone una ley, rechazada por todos, dentro y fuera, para impedir las protestas contra las barbaridades del gobierno y que se conozcan las extralimitaciones de “sus” agentes… llamados “de la autoridad” (Pero ¿la autoridad no dimana del pueblo?) Leyes completamente antidemocráticas e inconstitucionales, porque ni democracia ni Constitución importan en absoluto a estos gobernantes movidos sólo por el interés de las grandes corporaciones y por el puesto que les pueda corresponder en alguna de esas grandes empresas ante las que se inclinan.

Antidemocrático es impedir referéndums, pues esa es la expresión real de la voluntad de la mayoría. Antidemocrático es decidir sin el consentimiento de la mayoría, incluso contra ella; es dictar leyes que contradicen a la Constitución y nos alejan de la Democracia. Porque, contra lo que nos cuentan cada día, el hecho único y aislado de votar cada cuatro años, en sí mismo no es “Demos” (pueblo) ni “Kracia” (Gobierno). No es gobierno del pueblo, dónde la Administración no debe pasar de ser su representante y, por lo tanto, simple ejecutor de la voluntad mayoritaria. Y dónde las leyes deben ser planteadas y discutidas en el Parlamento, con absoluta independencia del Gobierno y del partido, pero con participación popular.

Antidemocrático y abusivo es hacerse juez y parte por decreto, para desestimar recursos y liberarse las manos para meterlas en las cuentas de los ciudadanos y dejarlos sin dinero para pagar la luz, el agua, el colegio o la comida -o todo ello al mismo tiempo- al atribuirse capacidad para cobrarse supuestas deudas, incluso recurridas, conscientes como son, tanto de la incapacidad de mucha gente para recurrir, como de la imposibilidad de interponer recurso contencioso-administrativo, que para eso lo hacen complicado y caro.

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