Casualmente vocablo final de “crisis”. Pero no es su final, si acaso otro elemento más de distracción, tan morboso como ellos, pero mucho más dramático que el fútbol o el chisme televisivo y por eso más eficaz. Occidente lanza drones, no siempre para ayudar a la gente (mejor, casi nunca), contamina, esquilma recursos ajenos, arruina países y continentes, provocando y manteniendo guerras, clientes de su armamento. “Clama” por la paz y la democracia en el mundo, mientras protege a las más duras dictaduras, a las que financian y dan cobertura al ISIS, o a quienes destruyen Palestina, ocupan sus tierras y derriban sus casas a golpe de retro-excavadora.
Se crea, así, una situación idónea para simular que los atentados de París son venganza por su proceder, por su compromiso con la depredación y la destrucción; que el EI es “un grupo de exaltados”, para poner la opinión contra quienes huyen de los crímenes israelíes y los de esos “exaltados” tan bien equipados armamentística y logísticamente. ¿Y los de Beirut? Los libaneses también son seres humanos, aunque algunos los crean de segunda o tercera. ¿Un problema racial “interno”: sunitas contra chiítas? Pero en este caso ¿Qué pinta Occidente? ¿Por qué en Líbano y Siria atacan por igual a chiítas y cristianos?
Esto es más que una cara maniobra de distracción, por el precio en vidas humanas. Si el EI sólo es combatido por Rusia y por kurdos, “conviene” confundirlos con sus víctimas; para ello nada más útil que hallar un terrorista camuflado entre quienes vienen huyendo del terrorismo. Tras los atentados, Polonia “no puede” aceptar refugiados, a lo que ya se negaba antes. Israel exige “no más tolerancia”. Pero ¿cuándo la ha practicado? Las excusas no temen al ridículo. Todo un lamentable-dramático-ridículo intento de ignorar el reconocimiento de Hillary Clinton de la responsabilidad estadounidense en la creación del “Estado Islámico”. Pero ¿quién lo mantiene? La modernidad de su armamento y su capacidad logística, la renovación periódica de su flota de todo terrenos, su movilidad… ¿quién financia todo eso?
El dolor por los casi doscientos muertos y más de cuatrocientos heridos en Beirut y París, no se puede sustituir ni mitigar por el análisis de los hechos, ni de su procedencia. Sin embargo es conveniente no ignorarla, ni ignorar las consecuencias: con acumulación de odio a los refugiados se puede empeorar, jamás resolver. Y con medidas represivas contra el conjunto de la población, se afianza la obsesión dictatorial de algunos gobiernos occidentales, dónde Rajoy es líder. Serán necesarias medidas antiterroristas, pero aprovechar la sangre derramada para establecer un control opresivo sobre el conjunto de la población, es doblemente inicuo y perverso. Tomarse más poder aumenta la autocracia, el absolutismo, la tiranía. Y va contra el pueblo propio, no contra el ISIS. Combatirlo es, justo, lo contrario de tiranizar. Basta con cortarles los suministros. Si el VII de Caballería pudo acabar en minutos con las tropas de élite de Sadam, es ridículo que ese ejército de descerebrados dirigidos por un cerebro, pueda campar y ejecutar todas las barbaridades que estamos viendo y sufriendo.
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