Los andaluces hemos vuelto a dar la confianza al PSOE, en esta ocasión a Susana Díaz que ha legitimado ante las urnas su presidencia de la Junta. Ha ganado el PSOE que, con acuerdos puntuales hasta que lleguen las citas electorales de las municipales, autonómicas y nacionales, va a gobernar en solitario con lo que no hipoteca futuras alianzas a niveles locales, por autonomías o estatales y Susana ya sabe que va a tener que seguir batallando con el tema del paro que hace que Andalucía esté a la cola de las regiones de Europa. El paro es el gran desafío de una región que confía la laboriosidad de los suyos al sector servicios, que es aproximadamente el 62 por ciento del VAP andaluz, con una incidencia mayoritaria del turismo, y que apenas si tiene trascendencia en un sector industrial que apenas si alcanza el 9 por ciento. Industrializar Andalucía, más allá del turismo, debe ser otra preocupación del nuevo Gobierno que, a nivel parlamentario, está obligado a lavar la imagen de la corruptela que en los últimos tiempos ha azotado, y de qué manera, a nuestra comunidad. Hablaba Susana de transparencia y también tendrá que hablar de limpieza, de quitar de enmedio a aquellos que tanto daño le han hecho a estas ocho provincias que ondean la bandera verdiblanca. Susana tiene ante sí el reto de consolidar a Andalucía como una autonomía de futuro, tiene el reto de mantener a los jóvenes, que son los más azotados por el paro, en nuestra región; tiene el reto de que fenómenos como el de la salud o el de la enseñanza no se deterioren; que los contratos parciales en los Centros de Salud y en los Hospitales no vayan en detrimento del cuidado de los enfermos; que la educación sea libre para todos, libre para poder escoger entre un colegio concertado o uno público. Susana va a tener que pactar acuerdos puntuales y Ciudadanos, sin duda otro gran triunfador del 22 M, parece el partido más cercano. Podemos ha entrado con fuerza, aunque con menos de la pronosticada, y de nuevo el PA, el partido nacionalista, vuelve a quedarse sin presencia parlamentaria, por lo que sus dirigentes deben debatir claramente qué hacer a partir de ahora. Igual que UPyD.
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