Sin duda alguna lo más importante que sucedió ayer es que nos confirmaron que Teresa Romero está curada de ébola. Significa una inmensa alegría por una vida que precisamente ha sufrido por dedicarse a la sanidad y afrontar sus obligaciones aunque supusiera un inmenso riesgo para ella. Pero también la confianza de todos en que esa enfermedad puede vencerse con el adecuado tratamiento. En todo caso no debemos olvidar a los numerosos médicos, enfermeras y trabajadores de todo tipo de la sanidad, que han afrontado con decisión cuanto supone actuar contra esa enfermedad y que una vez más confirman la enorme profesionalidad de ese sector sanitario que nos hace ser el país con mayor esperanza de vida de Europa.
Sin que tenga nada que ver con ello, lo que sin embargo más he escuchado en las últimas horas es todo lo relativo a la carta de Rato suspendiendo su militancia en el PP. A mí Rato fue un político que me pareció formidable en su labor al frente de la economía española, pero que me decepcionó profundamente cuando dimitió como director del FMI, porque entendí que habíamos hecho un gran esfuerzo para situarlo en un puesto tan importante, del que no cabe irse por criterios personales en lugar de seguir desde él, una vez obtenido, representando a España y defendiendo los intereses de este país. Cuando se opta a esos puestos, no pueden luego abandonarse por pura conveniencia.
En esto de las tarjetas tampoco estoy de acuerdo con el linchamiento a que se le somete. Me parece además difícil que haya delito en una actuación de ese tipo, hecha con constancia de la empresa que le pagaba y sometida sin duda a auditoría y aprobación en las cuentas. Pero sin duda pone de relieve que hemos pasado una época en que en general se ha despilfarrado el dinero de algunas empresas de forma absolutamente incomprensible. No estamos lejos de aquello de las stocks options y de esos sueldos supermillonarios en bancos que han acabado teniendo que sobrevivir sobre la base de que los ciudadanos le hemos dado dinero y ellos a su vez se niegan a prestarlo a sus clientes de siempre.
Y ese despilfarro no sólo es achacable a los políticos sino también a otros estamentos, que sin duda seguirán saliendo a la luz, pues ya el ministro De Guindos ha alertado de que se producirán próximamente más noticias sobre comportamientos en entidades financieras poco defendibles. Sin duda lo que ha hecho Rato es en todo caso absurdo y va a sufrir las consecuencias de ello, pero muestra esa ambición y esa facilidad en manejar el dinero que se ha producido en nuestro país frente al rigor que debía presidir todo lo que fuera actuar al servicio de cualquier empresa o entidad.
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