Sin duda alguna estamos todos muy preocupados por el ébola. La realidad es que el comportamiento en general es muy tranquilo y sin mayores cambios, con la esperanza de que todo va a solucionarse sin más y no se producirá epidemia alguna, pero desde luego estamos preocupados y muy especialmente por la vida de la auxiliar de enfermería y el posible contagio de quienes convivieron o trataron con ella.
Lo importante es la enfermedad y su solución. Y alrededor de ella me han llamado la atención algunas cosas.
Especialmente llamativa es la enorme diferencia que sigue existiendo en la preocupación y en la solución de una enfermedad como ésta si se da en Africa o si puede alcanzar a Europa o USA. Los sospechosos o confirmados allí superan la cifra de 8.000 con casi 4.000 muertos y tenemos que confesar que nos hemos ocupado poco o nada de ese asunto hasta que ha llegado a nuestros países. Los laboratorios dicen ahora que habrá vacunas para enero, mientras que si hubiera seguido desarrollándose la enfermedad sçolo en Africa es muy posible que tales vacunas tardaran años en fabricarse. Creo que lo que ha sucedido con esta enfermedad es un ejemplo vivo de que el mundo sigue presidido por una enorme desigualdad y sobre todo por una gravísima deshumanización en que los problemas de buena parte de quienes lo habitan importan muy poco a los demás en tanto no les afecten a su salud o a su economía.
También me sorprenden las tonterías que son capaces de decir algunos, como ese Consejero de Sanidad que provoca una carta indignada del marido de la persona gravemente enferma y cuyas salidas de tono no entiendo porque no dan lugar a la destitución inmediata. Y no puedo dejar de comentar el artículo que ayer leí de Almudena Grandes, que criticaba el Tratado Trasatlántico de Libre Comercio que se negocia entre EEUU y la UE diciendo que “los acuerdos que se están negociando en secreto pueden ser mucho más peligrosos que el ébola”. Comparar un tratado internacional con una enfermedad tan gravísima es propio de aquellos llamados progresistas que siguen viendo en EEUU parece que al diablo echando fuego y con tridente y su obsesión es que todo lo que viene de allí es demoníaco. Pues es el ejército de EUUU el que está construyendo 17 centros de tratamiento en Africa, va a enviar a 3.000 soldados y encabeza la lucha contra la epidemia. Es verdad que como decía antes todo se mueve a raíz de que la enfermedad ha llegado allí, pero no cabe dejar de reconocer que se han puesto manos a la obra y la aportación que realizan puede ser fundamental para acabar con el problema, que es lo importante por encima de esas frivolidades inconsentibles.
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