El responsable del tiroteo registrado este miércoles en la base militar estadounidense de Fort Hood es un soldado que estaba siendo tratado "por problemas de salud mental", según el oficial al mando de la base, el teniente general Mark A. Milley, que ha asegurado que "no hay indicios de que se trate de un acto terrorista".
Este suceso, que ha tenido lugar en la citada base militar, en el estado de Texas, ha dejado un saldo de cuatro soldados muertos y otros 16 heridos. Entre los fallecidos se encuentra el propio atacante, que se suicidó tras el tiroteo, según ha informado la cadena de televisión estadounidense CNN.
El soldado ha sido identificado como Iván López, un conductor de camión militar de 34 años de edad que estaba vestido con su uniforme verde de camuflaje en el momento de los hechos. El presunto atacante se dirigió a dos edificios de la base y abrió fuego contra algunos compañeros, en un incidente que duró entre 15 y 20 minutos.
Según detalla el diario estadounidense 'The Washinton Post', la violencia ha sido desencadenada aparentemente de algún tipo de disputa entre los propios soldados. Se trata del tercer ataque importante con armas en una instalación militar de Estados Unidos en los últimos cinco años.
Un total de 21 ambulancias y dos vehículos del equipo de intervención SWAT se desplazaron hasta el área para hacer frente a la situación de emergencia desatada, después de que se decretase el cierre temporal de la base militar a causa del tiroteo.
OBAMA RECONOCE QUE LA SENSACIÓN DE SEGURIDAD "SE HA ROTO"
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha seguido los hechos desde un primer momento y se ha mostrado "dolido" por el triste suceso. Por ello, ha asegurado a periodistas en Chicago que piensa llegar "hasta el fondo" de lo que ha ocurrido.
"Cuando (los militares) están en su base, necesitan sentirse seguros. Todavía no sabemos lo que ha pasado esta noche pero, obviamente, la sensación de seguridad se ha roto una vez más", ha añadido Obama, que ha destacado el "increíble servicio al país" de las familias de los soldados.
"Obviamente nuestros pensamientos y oraciones están con toda la comunidad", ha dicho el presidente antes de reconocer que, aunque "cualquier tiroteo es preocupante", este suceso "reabre el dolor por lo ocurrido en Fort Hood hace cinco años".
"Estamos desolados por el hecho de que algo como esto haya podido ocurrir de nuevo", ha sentenciado el mandatario estadounidense, en alusión a los sucesos que tuvieron lugar en este misma base militar en 2009 y en los que murieron 13 personas.
TRÁGICOS PRECEDENTES EN FORT HOOD
En estas mismas instalaciones, el 5 de noviembre de 2009, se produjo uno de las peores matanzas contra militares en territorio estadounidense cuando el psiquiatra militar Nidal Hasan asesinó a trece soldados e hirió a otros 32. Hasan reconoció los asesinatos y aseguró que lo hizo para proteger a los musulmanes y a los talibán de Afganistán.
Los testigos de los hechos aseguraron que el 5 de noviembre Hasan entró en las instalaciones médicas de la base de Fort Hood donde los soldados estadounidenses iban a someterse a controles médicos y a ser vacunados. El psiquiatra se subió entonces a una mesa, gritó una bendición islámica y comenzó a disparar con dos pistolas, parando únicamente para recargar.
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