El Jueves

Prohibido pensar

De que esto se esté arreglando permítame el ministro que le diga que tengo serias dudas. No hablo de los grandes números..Hablo de la situación de nosotros, los mortales de a pie, que somos los que estamos levantando este país cuando nos echamos abajo de la cama cada mañana dispuestos a trabajar.

Luis de Guindos comienza a mostrarse optimista con la situación económica actual. En Bruselas empiezan a creérselo. La Bolsa sube, salvo días de excepción. La prima de riesgo cae y eso es bueno. Nuestra emisión de deuda se sitúa en parámetros positivos. La venta de vehículos se anima (se trata de uno de los termómetros de la economía). Parece que sí, que es cierto, que la economía española camina de forma distinta y que lo malo está comenzando a pasar.

Todo eso está muy bien, pero si bajamos a la arena de la realidad aquí hay más de lo mismo: el mismo paisaje, idéntico panorama. De un lado, las cifras del paro siguen casi inamovibles, con alguna que otra mejora pero del 26% no bajamos. Los salarios en su mayor parte congelados, ya sean públicos o privados. En Sevilla -y supongo que en otros puntos de España también- cada día aparecen más comercios con la persiana definitivamente echada, por no hablar de las empresas que presentan regulaciones o directamente cierran. Y todo esto sin atender, porque entonces nos ponemos a llorar directamente, a los datos que nos facilitan entidades como Cáritas o el Banco de Alimentos, que dicho sea de paso están partiéndose la cara por los más desfavorecidos, algo de lo que tenía que aprender más de una institución que se mantiene con dinero público. Pero eso es otro discurso.

De que esto se esté arreglando permítame el ministro que le diga que tengo serias dudas. No hablo como comprenderán de los grandes números. Ya he mencionado en alguna ocasión una frase de mi padre: “el papel lo aguanta todo”. Hablo de la situación de nosotros, los mortales de a pie, que somos los que estamos levantando este país cuando nos echamos abajo de la cama cada mañana dispuestos a trabajar.

Conozco a muchos (sí, muchos) buenos trabajadores que no se quejan de nada. Pero que son conscientes de que están realizando el trabajo de 2 o 3 personas. Si algo nos deja este periodo de crisis es la “habilidad” de mucho empresario golfo de haber aprovechado este tiempo para realizar ajustes más que abusivos. Y una vez consumados, apretando hasta la saciedad a los “privilegiados” que tienen un puesto de trabajo, jamás las aguas volverán al cauce que tuvieron: “con uno que me haga lo de tres gano más”, entiendo qué pensarán.

¿Quién detiene esta barbarie? Nadie, se lo aseguro a ustedes sin riesgo a equivocarme. Todo esto me lleva a pensar en algo: ¿habrá sido esta crisis provocada por esos oscuros hilos que manejan el mundo para beneficio propio?

Mejor ni lo pienso.

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