La procesión de la Virgen de la Merced constituyó ayer el punto culminante de la jornada dedicada a la patrona de la ciudad, inaugurada a medianoche con la Misa de la Descensión y jalonada durante todo el día con la celebración de múltiples eucaristías.
Pocas horas antes de la procesión, el obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, ofició el solemne pontifical a cuyo ofertorio el Cabildo municipal procedió a la renovación del Voto a la patrona de la ciudad. En su intervención, la alcaldesa, María José García-Pelayo, pidió “luz para iluminar el camino y para velar nuestros pasos”.
El prelado, por su parte, aludió al inminente inicio del año que la Iglesia Católica dedica a la fe y al carácter misionero de los mercedarios. “A todos se nos invita a ser mercedarios en el mundo de hoy para proceder a la nueva evangelización”, dijo. Monseñor Mazuelos incidió además en el carisma de la Orden de San Pedro Nolasco, subrayando las “esclavitudes a las que somete el género humano al mundo actual”.
Al filo de las seis y media de la tarde se abrió la puerta de la basílica para dar salida a la procesión en cuyo cortejo se integrarían representaciones de la práctica totalidad de hermandades eucarísticas, de gloria y penitencia, así como de las órdenes religiosas con presencia en la ciudad.
La Agrupación Musical San Juan fue la encargada de preceder a esa comitiva, en una jornada en la que celebró su 35 aniversario fundacional. Por este motivo, su plantilla se vio incrementada con la presencia de músicos de otras formaciones que quisieron sumarse a esta efeméride.
En el último tramo del cortejo se integró el Cabildo municipal, así como el obispo diocesano y demás canónigos de la Santa Iglesia Catedral.
Como es habitual, el paso de la Santísima Virgen de la Merced fue exornado con nardos blancos, ocupándose Martín Gómez Moreno de la dirección de la cuadrilla de costaleros. Detrás del manto de la patrona, cientos de jerezanos que quisieron acompañarla en su regreso a las calles de la ciudad, cerrando el cortejo la Banda Municipal de Música, dirigida por Luis Román Cárdenas.
Al igual que ha venido ocurriendo en estos últimos años, la calle Merced fue exornada con coloristas alfombras de sal, confeccionadas por los jóvenes de las cofradías jerezanas.
Ya de regreso a la basílica, Susana Esther Merino Llamas tuvo a su cargo el fervorín que anualmente despide la presencia en la calle de la Santísima Virgen de la Merced.
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