En más de una ocasión, este canario ha tenido que responder así a la inevitable pregunta sobre el parecido físico de ambos e, incluso, a aquellos que querían saber si se había afeitado el bigote como Aznar para parecerse aún más a él.
Fue en 1999, durante el primer mandato de Aznar, cuando Soria accedió la presidencia del PP de Canarias, un cargo que le ha permitido estar muy cerca de la dirección nacional del partido y asumir algunas tareas importantes, como la redacción de la ponencia política del Congreso de Valencia que eligió a Mariano Rajoy como líder.
Y ahora ha sido Rajoy quien ha decidido corresponderle con la cartera de Industria, Energía y Turismo, que ha aceptado porque, como ha dicho en alguna ocasión, "siempre estaré donde mi presidente nacional me diga que esté".
Ayer mismo, una vez concluida la sesión de investidura de su jefe de filas, Soria reconocía que hasta ese momento no había recibido "ninguna llamada" de Rajoy, del que dijo que es "absolutamente hermético y cuando dice que sólo él sabe los nombres, es que sólo él lo sabe".
Soria vuelve a la administración central en Madrid tras 27 años de ausencia y lo hace precisamente a un área en la que tiene experiencia. No en vano fue jefe de los servicios de Importaciones (1984) y de Comercio Exterior (1985) del Ministerio de Comercio y jefe de Gabinete de la Secretaría General de Comercio (1988-89).
Su trayectoria política le ha permitido conocer de cerca las otras dos administraciones: la autonómica y la local.
Una persona muy querida para él, su hija, agradecerá su nombramiento, porque en más de una ocasión ha expresado su deseo de que sus padres se instalen en la capital porque ella cursa estudios en Madrid.
Nacido en 1958 en Las Palmas de Gran Canaria, Soria es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, ha dado clases de macroeconomía y desde 1984 es técnico comercial del Estado.
Con 37 años fue elegido alcalde de su ciudad natal, que rigió durante dos legislaturas hasta 2003. Entre medias, asumió la presidencia del PP canario, arropado por una mayoría aplastante de los compromisarios.
Del ayuntamiento pasó en 2003 al siguiente escalón de la administración local, el cabildo de Gran Canaria, cuya presidencia repitió en 2007, pero en esta segunda ocasión tuvo poco tiempo para ejercer el cargo -apenas dos semanas- porque una moción de censura del PSOE y Nueva Canarias le desalojó de la entidad local.
De todos modos, cuatro días más tarde, y gracias al pacto que CC y PP suscribieron para gobernar la comunidad autónoma, el presidente canario, Paulino Rivero, le nombró vicepresidente del gobierno del archipiélago y consejero de Economía y Hacienda.
Soria no aceptó bien que su socio, CC, apoyara en el Congreso los Presupuestos Generales del Estado para 2011 que habían presentado los socialistas y decidió romper el pacto de gobierno.
Candidato de su partido a la presidencia de Canarias en las pasadas elecciones autonómicas del 22 de mayo, logró empatar en número de escaños con CC (21), aunque le ganó en votos, pero se tuvo que quedar en la oposición porque Rivero y los socialistas se coaligaron para formar gobierno.
Fanático de las nuevas tecnologías, Soria es aficionado al deporte. Corre, nada y hace bicicleta de carrera. Incluso, tal y como confiesa en su perfil, ha corridos dos media maratón y dos triathlon.
Habla perfectamente inglés y francés, lee novela negra e histórica y es un admirador de Mario Vargas Llosa, al que califica de "monstruosidad creativa".
Y reconoce que escuchar a su paisano Alfredo Kraus cantando al Roque Nublo le pone lo pelos de punta.
Una vida dedicada a lo que para él es el "noble oficio" de la política. Ahora tiene en su manos gestionar uno de los sectores que más aporta al PIB, el turismo, cuya problemática, como buen canario, conoce bien.
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