El pasado lunes, 15 de diciembre, tuvo lugar en el Hotel Condestable Iranzo la entrega del Premio “Hermenegildo Terrados”, que anualmente concede el Foro Jaén de Opinión y Debate. Este año ha sido agraciada con este galardón la Catedral de Jaén.
En la carta en la que se me comunicaba la concesión de este premio se hacía constar, cito textualmente, que “para la concesión de este galardón ha sido determinante la trascendencia que para esta provincia tiene la incorporación de nuestra querida Catedral al expediente de Declaración de Patrimonio de la Humanidad de las ciudades hermanas de Úbeda y Baeza”, y que con este premio, “pretendemos aportar nuestro grano de arena para conseguir el objetivo”.
La Catedral de Jaén es también una bella metáfora del espíritu que animó a las gentes de Jaén en el pasado, y que puede servir de acicate aleccionador para las generaciones actuales, para nosotros, los hombres y mujeres de este Jaén del s. XXI, recluido en ocasiones demasiado en un victimismo inoperante y miope. Construida con piedra extraída cerca de la ciudad, la mayor parte de sus arquitectos y constructores fueron giennenses, y del antiguo Reino de Jaén provenían las rentas con que se edificó. Por eso, sintetiza magistralmente el enorme potencial creativo y de trabajo de las gentes de esta tierra para sacar adelante proyectos que en ocasiones puede parecer que exceden a sus capacidades. Y sin embargo, con espíritu emprendedor y ánimo creativo, esos proyectos pueden convertirse en una espléndida realidad, como ocurrió con la Catedral.
Y, cómo no, es necesario recordar a D. Hermenegildo Terrados, cuyo nombre lleva el premio. D. Hermenegildo fue un palentino universal, que recaló finalmente en un Jaén que fue testigo de su intensa vida, una existencia volcada en el desarrollo económico y social de la provincia, alentando toda clase de iniciativas en pro de nuestra tierra, a la que, sin ser giennense de nacimiento pero sí de adopción, se entregó con las mejores ilusiones y en la que se quedó para siempre.
La figura de D. Hermenegildo representa esa tipología del que, sin ser de Jaén, cree más en las posibilidades de nuestra tierra que los mismos naturales del Santo Reino. Y no sólo cree, sino que trabaja por hacer realidad esa visión positiva, que tanto necesitamos. Al recibir la Catedral este premio que lleva el nombre de D. Hermenegildo, hay que recordar a otro “forastero” que apostó siempre por lo giennense: el deán D. José Martínez de Mazas. Con su entusiasmo por las cosas de Jaén, por su esfuerzo por promover la economía y la educación y mejorar así la sociedad, la distancia que separa en el tiempo al deán Mazas de D. Hermenegildo –casi dos siglos- es salvada por la voluntad que mancomunó a estos dos ilustres vecinos de nuestra ciudad, de querer lo mejor para esta tierra, y trabajar con ilusión y esperanza para conseguirlo.
Por ello, en nombre de todo lo que representa la Catedral de Jaén, gracias a la Junta Directiva del Foro Jaén de Opinión y Debate por este premio, y gracias no de cualquier manera, sino como decían los clásicos, “ex toto corde”, de todo corazón.
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