Entre la cesión directa y el concurso público divaga la administración local de la ciudad, que aún no ha llegado a un acuerdo con los gestores de la Casa Invisible; ni para rehabilitar el edificio ni para determinar cuál va a ser su futuro uso.
No ha habido ningún tipo de acuerdo, hasta ahora, entre los gestores de la Casa Invisible y el Ayuntamiento para rehabilitar el edificio, situado en los números 9 y 10 de la calle Nosquera. Un inmueble que permanece abierto únicamente para las reuniones de los colectivos sociales que lo utilizan como sede. Pero que no puede ser empleado para actividades de libre concurrencia. El Consistorio ordenó su cierre en diciembre, al argumentar que no era seguro para sus ocupantes. El cierre respondió a razones políticas, en opinión de sus ocupantes.
La seguridad es la prioridad, según el alcalde. Después, vendrá la fórmula que tiene que resolver el Ayuntamiento para establecer en qué manos queda su uso. Desde 2007, está ocupado de forma irregular por colectivos sociales de la ciudad, que desde entonces lo han cuidado mediante la fórmula de la autogestión y que piden rehabilitarlo mediante la financiación colectiva. El alcalde, hasta ahora a favor de la celebración de un concurso público, ha asegurado este lunes que está abierto a otras posibilidades.
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