Carla Antonelli y los prejuicios

La mayoría de las sociedades, aunque no lo sepan, están llenas de prejuicios. Ser víctima del prejuicio es algo incómodo, y que te impele a sentirte alejado de la sociedad a la que perteneces.


Los prejuicios son muy variados y los hay políticos, religiosos, sexuales y nacionalistas. No hace mucho, una persona a la que creía de criterio amplio, mostró un asombro casi cercano al desmayo cuando se enteró de que yo había fichado por la COPE. Me pareció tan absurdo su espanto, que le expliqué que no había sido secuestrado por nadie, y que había sido un acto volitivo y en el ejercicio pleno de mis facultades mentales, como me imagino que actúan los que fichan por la SER o por Onda Cero, y que yo no me veía en el trance de quedarme patidifuso si él me hubiera comunicado que colaboraba en El País o en La Razón.

Carla Antonelli ha sido invitada a formar parte de la candidatura de la lista municipal que el Partido Socialista Obrero Español presentará al Ayuntamiento de Madrid, y sus propios compañeros de partido ya han mostrado sus prejuicios resaltando que Carla es transexual, subrayando que tal condición es una garantía de lo mucho que se va a ocupar Carla de los problemas de gays, lesbianas y transexuales. El argumento es tan peregrino como si el Partido Popular fichara al académico Antonio Mingote y, como se nos ha quedado algo sordo, el Partido Popular insistiera en que el fichaje del genial humorista garantizaría una mejor comprensión con el problema de los sordos. Es más, su jefe de lista, el de Carla, dice que esto contribuye a la normalización de la realidad, lo que resulta tan peyorativo, como si incorporara a las listas a un economista cojo y resaltara que eso le va a acercar a los colectivos con alguna discapacidad física.

El prejuicio se envisca, se oculta, y surge, cuando menos se le espera, incluso en la boca de aquellos que dicen que lo combaten.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN