Sevilla

Cuando George Borrow fracasó con sus biblias

Mediado el siglo XIX, el inglés George Borrow pretendió vender biblias protestante en un kiosco en la plaza Nueva y su fracaso total lo tradujo en odio a los sevillanos, vertido en su libro “La Biblia en España”, publicado por Borrow en 1842, en Gran Bretaña, y no conocido en España hasta 1921, cuan

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En 1970 publicó Alianza Editorial un libro por entonces ya desaparecido en las librerías, “La Biblia en España”, escrito y publicado por George Borrow en 1842, en Gran Bretaña, y no conocido en España hasta 1921, cuando fue traducido por Manuel Azaña. Huelga decir que la edición española fue corta y sólo atractiva para quienes, como el mismo Azaña, valoraban el enfoque liberal del concepto histórico español, en contra de la visión tradicionalista de una España casi perfecta. Este es, esencialmente, el enfoque del libro de Borrow. (Así lo consideró José Cabrera Vicente, en un artículo publicado en ABC el 2 de diciembre de 1990).

La iniciativa de Alianza Editorial la esperábamos varios sevillanos conocedores de las aventuras de George Borrow en nuestra ciudad, primero en 1836, durante unos veinte días, y después durante casi todo el año 1839, cuando además instaló en la plaza Nueva el kiosco de la Sociedad Bíblica Británica para vender los libros sagrados según la versión protestante. Y nuestras inquietudes estaban fundamentadas en el conocimiento parcial de los durísimos, despiadados comentarios que George Borrow había dedicado a los sevillanos en particular y a los andaluces en general.

Claro que hay que hacer constar, que Borrow cosechó un rotundo fracaso con sus biblias protestantes, como no podía ser menos en la tierra de María Santísima, y su enfado se convirtió en rencor hacia los sevillanos.

Durante casi ochenta años, la obra de “Don Jorgito el inglés”, como fue conocido en España, alcanzó enorme popularidad y fue traducida al alemán, el francés y el ruso. Es decir, durante ese largo período de tiempo, casi un siglo, medio mundo pudo leer “La Biblia en España”, menos los españoles, y menos aún los sevillanos que estaban lejos del foco cultural selectivo de Madrid, de donde prácticamente no habían salido los ejemplares de la edición primera y única del año 1921.

Nuestros temores se cumplieron con creces. Creo que nunca ningún escritor extranjero arremetió con tanta saña contra los sevillanos, y su texto hizo, y sigue haciendo, mucho daño entre quienes desconocedores de las realidades sevillanas del siglo XIX, lo leen y creen en la palabra de Borrow. Es decir, que si negativa fue “La España de Merimé”, como sentenció Antonio Machado, lo mismo sucedió con “La España de Borrow”, escrita para el consumo anglosajón hambriento de leyenda anti española, según escribió José María Alfaro en ABC el 20 de noviembre de 1981.

Algunos de sus textos, dicen: “Vendo una mercancía que aquí no le importa a nadie. ¡Libros en Sevilla, donde nadie lee, como no sean novelas nuevas, traducidas del francés, y obscenidades!  ¡Libros!  ¡Ojalá fuese gitano, que entonces, vendiendo burros, sería al menosindependiente y más respetado que ahora!

“Pero en Sevilla hay una gran catedral con muchos curas y canónigos; de seguro irán a verle a usted algunos para comprar obras clásicas y libros de literatura eclesiástica.

Dionisio: Si cree usted eso, Kyrie, conoce usted mal a los eclesiásticos de Sevilla. Yo trato a muchos y puedo asegurarle que es difícil encontrar una caterva de gentes con más declarada aversión a los trabajos intelectuales de toda especie”.

El texto completo de Borrow es irreproducible. Nadie ha escrito con más odio de los sevillanos. Nosotros lo reproducimos íntegro en el Pregón de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, en 2002.

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