La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) cumple diez años en los que ha hecho realidad el sueño de los ex presidentes venezolano Hugo Chávez y cubano Fidel Castro de crear una alternativa izquierdista a los procesos de integración regional supervisados por Estados Unidos.
El ALBA nació el 14 de diciembre de 2004 con una declaración conjunta firmada por Chávez y Castro en La Habana "con el objetivo de desarrollar un marco de integración distinto al modelo económico neoliberal".
"Su propósito histórico es consolidar el desarrollo integral, alimentado por las capacidades y fortalezas de los países que la integran y con la perspectiva de producir las transformaciones estructurales necesarias para la pervivencia de los pueblos como naciones soberanas y justas", reza esta declaración conjunta.
Integrada inicialmente por Venezuela y Cuba, sirvió en un principio para eliminar las barreras comerciales entre ambos países cuya principal consecuencia fue un flujo petrolero ininterrumpido de Caracas a La Habana con un precio mínimo garantizado.
Sin embargo, a lo largo de los años, el ALBA fue sumando adeptos entre las filas de los críticos con Estados Unidos y necesitados de la ayuda económica que Venezuela ha sido capaz de ofrecer a cambio de apoyo político regional.
El ALBA ha servido de contrapunto, sobre todo, a la hasta entonces hegemónica Organización de los Estados Americanos (OEA), integrada prácticamente por todos los países del continente, incluidos Estados Unidos y Canadá.
El ala 'bolivariana' ha formado un cordón de seguridad en torno a los países más controvertidos del hemisferio sur por la situación de los Derechos Humanos, especialmente sus fundadores, haciendo 'lobby' en otros bloques regionales.
Así, por ejemplo, la postura del sector bolivariano ha contribuido a atenuar las declaraciones de la OEA e incluso de la más izquierdista Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) sobre la última ola de protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro.
LIBRE COMERCIO
Aunque su eficacia se ha hecho patente en el ámbito político, el ALBA también ha sentado las bases para crear una enorme zona de libre comercio, lo que ha impulsado iniciativas similares entre sus vecinos, aunque con otro sesgo ideológico, como la Alianza del Pacífico.
El principal impulsor de este proceso de integración económica ha sido el presidente boliviano, Evo Morales, que en la tercera cumbre del ALBA, celebrada el 29 de abril de 2006 en Cuba, propuso el Tratado de Comercio de los Pueblos (TPC).
La iniciativa de Morales se completó en 2013 cuando su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, propuso la creación de "una zona económica complementaria" que incluyera, además de los países del ALBA, a los de Petrocaribe, y en un futuro a los del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y la Comunidad del Caribe (Caricom).
Las principales áreas de incidencia son el transporte y las comunicaciones, como pilares del "desarrollo económico en beneficio de los pueblos" que integran todas estas organizaciones regionales, tal y como habían concebido Chávez y Castro.
"Se trata de retraer o de traer nuevamente un sueño que creemos posible. Se trata de otro camino, se trata de una búsqueda, porque ciertamente la integración para nosotros es vital: o nos unimos o nos hundimos", dijo Chávez en el acto fundacional del ALBA.
EL BANCO DEL SUCRE
El colofón a esta "idea grannacional" fue la creación del Banco del ALBA, fundado en 2007 para diseñar una nueva arquitectura financiera "con el objetivo de consolidar la plena soberanía e independencia económica de los países miembro".
Su objetivo es "coadyuvar al desarrollo económico y social sostenible, reducir la pobreza y las asimetrías, fortalecer la integración y promover el intercambio económico justo, armónico y equitativo entre los pueblos del ALBA".
El motor del Banco del ALBA es el Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (sucre), creado en 2009, una especie de moneda de circulación interna que supone grandes ventajas en las transacciones comerciales entre los países miembro.
Hasta junio de 2013, se habían realizado 1.500 transacciones por valor de 550 millones de sucres, el equivalentes a 670 millones de dólares, de los cuales 170 millones de dólares se destinaron a programas de educación, cultura y salud.
ALFABETIZAR EL ALBA
Otro de los grandes objetivos fundacionales del ALBA es erradicar el analfabetismo en todos sus países miembro mediante la inyección constante de dinero en programas educativos basados en intercambios entre los grandes centros académicos de la región.
En esta década, el ALBA "ha conseguido la alfabetización de más de 3,7 millones de personas", un gran logro, aunque desmerecido si se tiene en cuenta que sus países miembro suman una población de 70 millones de personas.
El 'bolivarismo' también ha servido para mejorar las condiciones de vida de los más olvidados de la región. Como consecuencia, en la actualidad, el 86 por ciento de sus habitantes cuenta con servicio de agua por tuberías y el 96 por ciento tiene energía eléctrica.
AMPLIAR FRONTERAS
El ALBA tiene previsto celebrar su décimo cumpleaños con una XIII cumbre que se celebrará en La Habana y que servirá para homenajear a sus fundadores, aunque solo Castro podrá recibir los aplausos tras la muerte de Chávez el 5 de marzo de 2012 por cáncer.
Con motivo de este aniversario, a los actuales miembros del ALBA --Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Dominica, Santa Lucía, San Vicente, Las Granadinas y Antigua y Barbuda-- se sumarán San Cristóbal y Nieves
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