La Gatera

La hoja de ruta de un ángel

Decía Rousseau que la juventud es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla. Y suele ser así generalmente...

Publicado: 04/10/2018 ·
23:32
· Actualizado: 04/10/2018 · 23:32
Autor

Rosa G. Perea

Rosa G. Perea es escritora. Es cofundadora del Club de Lectura del Ateneo de Sevilla y editora en Almuzara

La Gatera

Como escritora, editora y colaboradora en medios de comunicación, Rosa G. Perea habla de todo, predominando la cultura

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Decía Rousseau que la juventud es el momento de estudiar la sabiduría; la vejez, el de practicarla. Y suele ser así generalmente. Pero la vida a veces te ofrece esas excepciones que además de confirmar la regla, te dan el gustazo de contradecir a un filósofo. La excepción tiene mirada de hombre serio y cabal en los ojos de un chaval de 23 años. Un joven que desde que era un niño se marcó la hoja de ruta de ser un hombre de bien. Apretándose los machos en las adversidades y poniendo serenidad donde la juventud escribe irreflexión.

Nos conocemos hace pocos años, pero les reconozco que me cuesta sostener esa mirada. La verdad desnuda de los hombres serios, no es fácil de contener para los que caminamos por la vida acostumbrados a la verdad en camisa, como decía Quevedo. Mirada de un joven que viene a proclamar a los agoreros que cuelgan el cartel a la juventud del siglo XXI, de  flojos, débiles y adictos a las redes sociales, que eso es mentira. Que hay chicos como él, que cursan estudios brillantemente, trabajan, tienen una relación sana con sus amigos, con su pareja, con su familia, y además lo ven no como una proeza, sino como una forma de vivir.

Una generación de jóvenes que habla idiomas con soltura, tiene asumido la movilidad de ciudad, de país o de continente con total naturalidad y posiblemente por un sueldo que no se corresponde con el esfuerzo y sus capacidades.

Yo me siento tremendamente orgullosa de esta generación. Orgullosa y responsable. Nosotros, los que ya no somos jóvenes, tenemos el deber de cuidar de esta sociedad y legarles un espacio vital ético, limpio, incorrupto, y sobre todo productivo y saludablemente habitable, para que estos millennials, postmillennials o cualquiera de los alias con los que nos empeñamos en clasificar a nuestros jóvenes, sigan la hoja de ruta que se hayan marcado. Esto es un juego de fichas de dominó, no nos engañemos, y si tiramos una, cae el resto. Si no cuidamos de nuestros jóvenes, siendo justos con ellos y con el esfuerzo que hacen, estamos perdidos.

Abre la puerta de tu futuro, Ángel, y todos lo que como tú hoy cambian de nivel en este juego que es la vida. Y demuéstranos que pese a lo que dijera Rousseau, la sabiduría muchas veces viene vestida de juventud.

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