Jordi Sevilla escribió un librito en el que daba unos apuntes sobre la cuadratura del círculo laboral, la necesidad de innovar en pensiones, el déficit español y la reforma financiera. En España el esfuerzo general de la sociedad ha significado salvar el sector financiero con las espaldas –bajos salarios y precarización laboral- del conjunto de los españoles. Pero el peso ha recaído más en unos que en otros. Con pura constatación de la realidad han sido las clases medias y trabajadoras las que aguantado la crisis. Y los mayores perdedores han sido los jóvenes. El índice de paro en la juventud, el “exilio” al exterior de decenas de miles y los bajos sueldos a los titulados superiores y a los no titulados ha significado un espectáculo sociológico de vergüenza.
Vuelvo a Jordi Sevilla. El título era tan actual como rabiosamente lo vivimos hoy: “Para desbloquear España”: “No es posible llevar adelante los cambios estructurales y las reformas institucionales…-decía- si seguimos empeñados en partir el país verticalmente en dos mitades confrontadas por sistema”. Con el 51% de los votos parlamentarios no se llegará a ninguna parte para profundizar en los cambios de fondo que necesita España. Pero al panorama de entonces le añadimos la desconfianza en la política y los políticos el panorama empeora. El tribalismo político y la falta de partidos bisagras viables –escorados por asfixiante secesionismo- y la deriva hacia el extremo de partidos que eran de centro –capaces de pactar a un lado o al otro del arco parlamentario, como Ciudadanos- han complicado el sistema político. Los partidos que antes y ahora podían completar mayorías se han salido del espíritu del acuerdo para directamente bloquear por sistema.
Cuando se ve que algunos políticos tienen como libro de cabecera “El placer de odiar” es muy difícil acercar posturas. Allí leyeron Iglesias y Rivera que “La única manera de reconciliarse con los antiguos amigos es deshacerse de ellos para siempre”. Iglesias lo ha aplicado a rajatabla y gobierna con su cónyuge, excluidos ya todos los fundadores de Podemos, y Rivera ya no quiere nada con nadie. Sólo con el PP. Líneas rojas para PSOE, Podemos, nacionalistas de toda laya y condición, Vox y el sursuncorda. Cuando la discusión no se centra en los problemas a resolver sino en los sillones a ocupar o están guiados por la aversión personal pasa lo que está sucediendo en la política española.
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