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El asalto al bastión de los 'camisas rojas' desata ataques y saqueos en Tailandia

El Gobierno de Tailandia declaró el toque de queda en Bangkok después de que las tropas asaltaran el bastión de los camisas rojas en el corazón comercial, y grupos de seguidores atacaran e incendiaran edificios en la capital y en varias provincias del país.

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  • Opositores del gobierno, que huyen con sus pertenencias, pasan junto al edificio en llamas en Bangkok. -
El Gobierno de Tailandia declaró el toque de queda en Bangkok después de que las tropas asaltaran el bastión de los camisas rojas en el corazón comercial, y grupos de seguidores atacaran e incendiaran edificios en la capital y en varias provincias del país.

Al menos cinco personas, entre ellas un reportero italiano, murieron y unas 60 resultaron heridas durante los tiroteos librados por los manifestantes y soldados, que apoyados por blindados penetraron por todos los flancos en la zona ocupada desde hacía casi seis semanas.

Otras dos personas perdieron la vida en los disturbios que estallaron en varias provincias del noreste del país, donde los camisas rojas atacaron edificios oficiales en represalia.

Otros nueves cadáveres fueron localizados en el interior del templo budista de Pathum Waranan, situado muy cerca de la zona de la que ayer fueron desalojados los camisas rojas tras mantener tiroteos con los soldados, dijo el doctor Piyalarp Wasuwat, del hospital Phra Mongkut.

A las tropas les costó poco esfuerzo derribar y sobrepasar las barricadas de neumáticos y las empalizadas hechas de cañas de bambú, que los camisas rojas rociaron previamente con combustible para quemarlas al paso de los soldados.

El cadáver de un miembro de la fuerza paramilitar del frente rojo fue encontrado por los soldados al lado de su pistola, y a pocos metros los soldados hallaron el de un manifestante con un tiro en el pecho.

Después de avanzar unos cientos de metros por diferentes calles sin encontrar casi resistencia, las tropas se detuvieron a escasa distancia del epicentro del campamento, en el que según estimaciones había en aquellos momentos unos 3.000 manifestantes, entre ellos muchas mujeres y personas mayores.

Cerca, paramilitares del frente rojo, algunos de ellos con armas de fuego se entregaron y fueron detenidos, mientras los soldados estrechaban el cerco para evitar que los cabecillas escapasen aprovechando el caos en algunas áreas del campamento.

Con los líderes y manifestantes acorralados, el Gobierno tailandés anunció en un mensaje televisado, que la operación militar había sido un “éxito”.

Acto seguido y siete horas después de que las tropas entraran en la fortaleza, los cabecillas de la protesta anunciaban su rendición y pedían a sus seguidores por la megafonía del campamento, que se marcharan.

“Vosotros sabéis que nunca os abandonaré pero ha llegado el momento de evitar más muertes, porque es a nuestros camisas rojas a quienes están matando”, dijo Jatuporn Promphan, el cabecilla del ala del frente rojo antes de descender del escenario montado en el epicentro de la zona ocupada.

Unos minutos después, Promphan y otros líderes del frente fueron escoltados por agentes de la Policía hacia el cuartel general de la institución, situado a escasa distancia.

Otro de los dirigentes del ala dura, el ex cante de melodías, Arisman Pongruengrong, fue capturado cuando pretendía abandonar la ciudad y trasladado al cuartel general de la brigada especial de Policía de fronteras, en la provincia de Phetburi.

El primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, defendió el toque de queda declarado ayer en Bangkok y en otras 23 provincias del país, y lo calificó de necesario para restaurar el orden tras la ola de saqueos y violencia.

Al menos 27 edificios de Bangkok fueron incendiados ayer por partidarios del frente de los camisas rojas, en represalia por el asalto de las tropas tailandesas contra su bastión en la capital.

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