Educar para el futuro

Escuelas de segunda oportunidad

La raíz del problema es que los jóvenes que fracasan durante su formación sufren en su autoestima y ya no se sienten identificados con el modelo educativo

Publicado: 30/11/2018 ·
11:12
· Actualizado: 30/11/2018 · 11:12
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Autor

Antonio Monclova

Antonio Monclova es biólogo, doctor en prehistoria y paleontología, master en arqueología y patrimonio

Educar para el futuro

Análisis, crítica y reflexión sobre las necesidades pedagógicas de la sociedad para difundir el conocimiento y la cultura

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Según las estadísticas oficiales en España dos estudiantes de cada diez abandonan la escuela antes de los 16 años (la edad hasta la que es obligatoria la educación), destacándose un alto abandono del bachillerato en el primer mes del curso. Esto no debería extrañar dado que casi un tercio de los alumnos de 15 años han repetido una o dos veces y teniendo en cuenta que el rendimiento docente es relacionado con la situación económica y cultural de cada familia.

Además, separar alumnos por grupos de nivel y plantear adaptaciones curriculares basadas en mínimos solo ha servido para dar títulos sin que tener las competencias suficientes. La raíz del problema es que los jóvenes que fracasan durante su formación sufren en su autoestima y ya no se sienten identificados con el modelo educativo.

Para escapar de él a veces parecen actuar buscando que les expulsen, pero la mayoría de las veces practican un absentismo escolar que finaliza con el abandono definitivo de las aulas. Esto afecta a sus expectativas de vida al provocar deficiencias educativas, fragilidad emocional y conductas disruptivas. Para que se reenganchen de nuevo a la formación y encuentren un lugar en la sociedad, los alumnos mayores de 16 años que abandonan el sistema educativo necesitan recuperar el sentimiento de pertenencia a la escuela y vincularlo con sus ganas de aprender.

Esto no se conseguirá solo con los actuales planes educativos para adultos, siendo necesaria la creación de lo que muchos especialistas ya denominan escuelas de segunda oportunidad. Unos centros que ofrecerían a esos jóvenes una educación más personalizada, acompañada y orientada por tutores de verdad, ofertándoles una serie de talleres de formación profesionalmente útiles en los cuales puedan aprender a diferentes ritmos realizando actividades que les resulten interesantes y con formas de evaluar adecuadas a cada caso.

Conocer lo que origina el abandono escolar es fundamental para arbitrar medidas que lo frenen, pero es igual de importante proporcionar ayuda a miles jóvenes que continuamente abandonan la escuela sin haber completado su formación.

En las redes sociales y medios de comunicación hay cada vez más especialistas (y otros que dicen serlo) tratando sobre todo lo que pueda causar que los jóvenes abandonen las escuelas, pero apenas hay propuestas realistas para ayudar a los que ya abandonaron el sistema educativo.

Para ellos solo hay más de lo mismo (formación para adultos) y la confianza del sistema en que retomaran su formación más adelante, al hacerse mayores o cuando la necesidad laboral les obligue. Cuando leí que una socióloga utilizaba la expresión “micro-exclusiones escolares” comprendí lo que estaba pasando: como de costumbre resulta más rentable victimizar que ayudar a la víctima.

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