Curioso Empedernido

Somos iguales

Lo que ya nadie discute, incluso los salvajes que quieren negarlo es que mujeres y hombres desde nuestras diferencias, somos iguales en derechos

Recuerdo que allá por los años setenta, al inicio de la transición democrática, recién fallecido el dictador Francisco Franco, hace casi cuarenta y cinco, la igualdad entre mujeres y hombres era una aspiración legítima, eran vientos de futuro que predicábamos desde la izquierda como un objetivo tendencia, pero que veíamos muy lejano en el tiempo aunque cercano en la práctica de determinados ámbitos profesionales y políticos.

Pero todavía sonaban como metas utópicas y de difícil realización en el medio plazo. Sin embargo llegaron las leyes y los Gobiernos paritarios, incluso algunos como el anterior, presidido por Pedro Sánchez, en el que las mujeres constituían una mayoría clara.

Lo que ya nadie discute, incluso los salvajes que quieren negarlo es que mujeres y hombres desde nuestras diferencias, somos iguales en derechos. Cuando estamos a las puertas de que el próximo domingo 8 de Marzo, volvamos a lanzarnos a la calle para reivindicar de nuevo lo no conseguido en el Día Internacional de las Mujeres.

Nos alegra que esta celebración sea cada vez más inclusiva, y todos defiendan, lo que algunos, como es el caso de la derecha, antes habían ignorado, pero cuando repasamos la historia, hay que reconocerle su capacidad, y más, en el que todo se archiva, para recordarnos lo que dijimos y  lo que negamos,

De todas formas, si alguien ha protagonizado los avances logrados en igualdad en los últimos años, no solo han sido los partidos políticos de izquierda como el PSOE, IU, PODEMOS, sino que han sido los propios colectivos de mujeres y éstas en su condición  de ciudadanas, las que han logrado los mayores avances, aunque a decir verdad los Gobiernos socialistas tienen en este camino un lugar destacado, en el desarrollo legislativo, programático y de dispositivos y equipamientos  sociales.

Pero ni podemos conformarnos, ni resignarnos ni mirarnos el ombligo, hemos de ser rebeldes y reivindicativos, y en primer lugar hemos de hacerlo con quienes estamos más cercanos ideológicamente, ya que con aquellos que se encuentran más lejanos nos va a costar más trabajo.

Veamos por ejemplo nuestra COMARCA, el CAMPO DE GIBRALTAR, y nos daremos cuenta que tras más de cuarenta y cinco años de democracia, lejos de la retórica, en la práctica y en la realidad las cosas no son tan sencillas y bonitas como se pintan en el papel, que lo resiste todo.

Hagamos un recuento de los últimos cuarenta años de democracia, en este Sur del Sur, frontera de Europa y asomado a otro Continente,  con tantas singularidades, que  deberían  facilitar determinadas políticas de igualdad. Pero contemplemos la realidad y démosle un ligero repaso.

Desde que en el año 1977 allá por el 15 de Junio, solo hace 43 años, en que se celebraron las primeras Elecciones Generales hasta este 2020, solo ahora y de carambola vamos a tener una diputada, gracias a la renuncia del ministro Grande Marlaska, Gema Araujo, que además ha sido durante este largo periodo junto a Eli Ariza, las dos únicas mujeres en ser alcaldesas.

Continuando con otros menesteres, hemos tenido o tenemos en el Parlamento a  lo largo de la historia, algunas  mujeres relacionadas con la Comarca, Juana Lasry ,Rocío Arrabal, Regina Cuenca  Inmaculada Nieto, Ángela  Rodríguez, Ángela Aguilera o Pilar Pintor, o sea un total de siete

Y en instituciones tan singulares como La Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, solo ha habido una mujer, Isabel Beneroso al igual que en la Subdelegación de la Junta de Andalucía en la Comarca, Eva Pajares, mientras que en la Coordinación de la Administración  General  del Estado no ha habido ninguna. Por tanto el titular del epílogo  podría ser “OBRAS SON AMORES, Y NO BUENAS RAZONES”.

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