Recién celebrado el Día Oficial del Lagarto de la Magdalena, es buen momento para reflexionar sobre la guarida del Dragón de Jaén, la Fuente de la Magdalena. En la publicación “Las Fuentes de Jaén”, de Soledad Lázaro Damas, el capítulo III está dedicado íntegramente a esta fuente y es un verdadero deleite su lectura. Concluye la autora en dicho trabajo que la fuente: “no es sino el resultado de una gran ornamentación llevada a cabo en época romana, de especial grandiosidad y ornato y que con la decadencia del imperio, la dominación visigoda y la posterior dominación árabe, fue a su vez decayendo, posiblemente por el despojo continuado de sus elementos para resurgir de forma afortunada en el siglo XVI, periodo en el que renueva sus vestiduras adaptándose a nuevas modas, curiosamente entroncadas con su pasado romano”. Estamos por tanto ante un monumento con origen romano y cuya caracterización arquitectónica es, como mínimo, del siglo I d. C., según S. Lázaro: “planta en exedra o semicircular y portada monumental centrada en torno a un arco de medio punto de elevadas dimensiones”. No cabe discusión sobre la fama de la fuente entre la población a lo largo de los siglos, esencialmente por su célebre volumen y calidad de aguas así como por la también conocida Leyenda del Lagarto de Jaén. Se trata de un espacio que se alza como lugar de identidad y orgullo colectivo, tanto es así que al parecer se adecuaba para algunas visitas reales, como así consta con la venida a Jaén de Felipe III y de Felipe IV. En 1969, con motivo de una excavación arqueológica, aparecieron dos figuras togadas del siglo I, de mármol blanco, esculpidas al parecer para ser contempladas de frente. Parece ser que fue Luis Berges Roldán quien instó a que todo el hallazgo, propiedad municipal, fuera donado al Museo de Jaén, pero condicionando dicha donación a que se le entregase al Ayuntamiento una reproducción de ambos togados, lo que recordaba él mismo en la revista Arqueología y Territorio Medieval en 2008. Teniendo constancia de que la Escuela de Arte José Nogué realizó una reproducción de ambas esculturas, incluidos sus pedestales, las cuales llevan años en su sede, desde el Proyecto “Jaén Genuino”, del Viva Jaén, se volvió a retomar este asunto recordando al Ayuntamiento lo interesante que sería que dichas reproducciones lucieran en el espacio donde fueron halladas, resaltando el origen romano de dicha Fuente de la Magdalena. Sería interesante que, para el próximo Día Oficial del Lagarto de la Magdalena, dicha fuente fuera puesta en valor, porque su valor histórico y monumental lo merece y, además, se acrecentara su vistosidad con la colocación en la misma de las citadas esculturas romanas. Lo suyo sería que volviera a ser lo que siempre fue: un lugar de orgullo y autoestima colectiva.
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