Se ha extendido por redes sociales, cartas al director, gritos en la calle y artículos de opinión la creencia de que el cuñado del Rey iba a buscar los vericuetos legales correspondientes –y sus comprobadas influencias- para no ingresar jamás en prisión. No se libró, sin embargo, de la condena, vive en Suiza y algún día le corresponderá acabar la presente historia. La infanta Cristina sí se libró, ante la incredulidad general de un tratamiento justo -el famoso no enterarse de nada- , pero su esposo Iñaki Undargarín fue condenado a seis años y tres meses de prisión y su exsocio, Diego Torres, a ocho años y seis meses. De todas formas, aunque las penas no son excesivas, los cargos son gravísimos, culpable de prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencias y de dos delitos contra la hacienda pública. Su mujer, la infanta Cristina, debió pagar casi 265.000 euros por haberse beneficiado económicamente de los delitos cometidos por su marido.
Mañana el Tribunal Supremo empezará la definitiva cuenta atrás de este largo proceso. Tendrá que escuchar al fiscal, los abogados defensores y las acusaciones y comenzará un periodo de deliberaciones que oscilará entre un mes y tres meses. Al final todavía podrán los condenados recurrir al Tribunal Constitucional pero ya estamos en tiempo de descuento. La vida escapista,durante la libertad condicional, no puede ser tranquila, porque el proceso sigue su curso. En cualquier caso corrió mejor suerte que los tirititeros de Granada en Madrid, que ingresaron de inmediato en la cárcel. En Ginebra, con la ayuda de la AgaKhanFoundation y el AgaKhan Trust of Culture, donde trabaja la Infanta, además de en el área internacional de la Fundación de La Caixa, no es vivir en un barrio cercano, acosado por los paparazzis y las necesidades del día a día.
No debe haber castigos ejemplares, ni penas que sirvan de escarmiento, debe haber justicia justa y garantizar que no haya ni jueces estrellas ni víctimas estrellas, sólo igualdad ante la ley. Los españoles por eso admiraron al juez Castro, porque fue juez de justicia y no de componendas. Por ser rico, guapo, inmigrante, famoso, negro, político o tonadillera no debe tener nadie ni tratamiento diferenciado ni ser quemado en la plaza pública, tan de moda. Lo ejemplar es que todo el mundo sea tratado igual delante de un tribunal.
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