Los dos flotadores de alta peligrosidad son, por un lado, el que tiene los orificios para que el niño meta las piernas, de modo que si se vuelca, no se puede liberar tan fácilmente del mismo, y por otro, aquel que cuenta con la cabeza de un animal, puesto que son tendentes a que el niño se pueda desequilibrar en un movimiento brusco, pudiendo llegar a tener más peso el flotador que el propio pequeño. Pues bien, son dos modelos que siguen estando presentes en el mercado. Son en cambio las grandes superficies o los establecimientos especializados en deportes o en elementos acuáticos los que no contemplan la venta de este tipo de utensilios que, cabe recordar, no son elementos de seguridad, sino de apoyo para los niños.
Además, los padres deben tener en cuenta que el dinero, si se sopesa con la vida de un niño, es apenas insignificante. Pues bien, la diferencia a veces no es tan grande como se piensa.
Si en una tienda multiprecio el flotador se puede conseguir por dos o tres euros, quizás por uno o dos euros más la seguridad está garantizada, sobre porque hay que tener en cuenta que el flotador, los manguitos o cualquier otro tipo de elemento acuático tiene que contar con el distintivo de la CE (Comunidad Europea), debiendo ser su fabricación en alguno de los países de la misma y no exportado desde lugares asiáticos, como la mayoría de los productos de las tiendas multiprecios, con las instrucciones en español o bien en un idioma de uso extendido como el inglés (bien en la bolsa o el plástico o en el propio juguete), el nombre o razón social y/o marca así como la dirección del fabricante o de su representante autorizado o importador de la Unión Europea, la edad mínima para su utilización si es necesaria para evitar riesgos y las advertencias acerca de los riesgos derivados del uso del juguete y manera de evitarlos. En el caso de que se trate de juguetes de tamaño reducido, estas indicaciones podrán ir colocadas sobre el envase, en una etiqueta o folleto.
Importante es que siempre el tipo de flotador elegido para los niños cuente con un uso racional por parte de los padres, es decir, que en ningún momento se puede dejar al niño sólo en el agua, puesto que puede producirse una situación de riesgo y peligro, y por otro lado, debe utilizarse en una superficie donde el pequeño pueda permanecer en pie.
Por ello, ahora que se acerca la estación veraniega y pronto los pequeños de la casa dejarán de tener que ir al colegio y disfrutarán de largas jornadas chapoteando en el agua, bien en la piscina o en la playa, hay que pensarse bastante cuál es la protección que elegimos, siendo siempre necesario comparar marcas, precios y sobre todo, leer con claridad las garantías de seguridad que ofrece cada producto que vayamos a adquirir, porque la vida humana tiene mayor valor que unos cuantos euros de más en la compra.
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