La primer víctima -lo sea a petición propia o porque el partido ha decidido que tenía que serlo- ha sido el eurodiputado Gerardo Galeote, que siendo uno de los más veteranos en la Eurocámara y portavoz del grupo en Bruselas durante la última legislatura, no va en las listas que el PP presenta a los próximos comicios.
El argumento esgrimido en este caso es el habitual, que el interesado no se presenta con el fin de no perjudicar la candidatura de su partido, cosa que es cierta, sin duda, porque si se presentase sería objeto de todas las críticas de los demás, pero que oculta una velada o descarada -según se quiera- desconfianza de su propia organización hacia la persona que debía ser candidato. Es la primera factura cobrada, pero no será la única. Alfonso Bosch está en la lista y parece el siguiente.
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